Comunión con El Espíritu
Comunión con El Espíritu
Introducción:
"La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios, y la comunión del Espíritu Santo sea con todos vosotros. Amén." (2 Corintios 13:14)
El amor del Padre se manifestó al enviar a su hijo Jesucristo a morir en una cruz para perdón de nuestros pecados, y la gracia de Jesús se manifestó en ese momento. El Espíritu Santo es la persona divina que está ahora con nosotros, con la cual podemos comunicarnos, tener comunión e intimidad. No es la tercera persona de la trinidad, como muchos dicen, pues no ocupa ningún lugar, ya que es una misma persona con el Padre y el Hijo.
COMUNIÓN E INTIMIDAD
Una cosa es tener comunión con el Espíritu y otra es tener intimidad. Tener comunión con alguien es compartir tiempo con esa persona, donde ella y tú hablan y se escuchan mutuamente. Tú puedes tener comunión con El mientras vas en el carro, en tu trabajo, en la cola del banco, etc. Tú puedes estar hablando constantemente con El durante todo el día.
Sin embargo, tener intimidad es estar a solas con El, en un lugar donde nada ni nadie te interrumpa. Allí es donde El se manifiesta y te muestra qué tiene Dios para ti; es donde la mayoría de los planes de Dios se revelan a tu vida, y donde eres transformado por El.
El Espíritu Santo es una persona divina, no natural. Por esta razón no podemos estudiarlo sistemáticamente, pues no podemos encerrar dentro de un concepto a una persona, sobre todo si esta persona es sobrenatural.
Características del Espíritu Santo
Algunas características que la Biblia nos enseña acerca del Espíritu Santo son:
1. El habla Hch. 8:29, Hch. 10:19
2. El escucha Jn. 16:13
3. Nos hace saber Jn. 16:14
4. Nos recuerda Jn. 14:26
5. Nos dirige, nos guía Jn. 16:13
6. Nos enseña Jn. 14:26
7. Se entristece Ef. 4:30
8. Se puede apagar 1 Tes. 5:19
9. Se le puede resistir Hch. 7:51
10. Se puede enojar Is. 63:10
11. El pastorea Is. 63:14
12. El persigue Sal 139:7
13. Nos anhela St. 4:5
14. El santifica Rom. 15:16
15. Todo lo escudriña 1 Cor 2:10
EL ESPÍRITU SANTO Y TÚ
El Espíritu Santo está metido en medio de relaciones. El tiene relación contigo y también con tu prójimo. El incluso está en medio de la relación tuya con tu prójimo. Ninguna de las características mencionadas anteriormente se puede dar si no hay una relación de por medio. Por lo tanto, podemos concluir que cuando el Espíritu Santo se enoja, habla, pastorea, etc., lo hace con alguien con quien mantiene una relación.
El no se puede negarse a sí mismo. Tenemos que aprender a conocer y aceptar al Espíritu tal como es El y no como nosotros queremos que El sea, y así lo reconoceremos donde quiera que esté. No podemos esperar que él actúe o piense como los hombres, pues no es hombre, es Dios.
Nosotros no podemos enseñarle al Espíritu Santo de Dios a que haga las cosas como nosotros queremos, pues su palabra dice en Juan 16:13 "Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir."
El hecho que una persona haya sido bautizada en el Espíritu, no quiere decir que le conozca. Al igual que un hombre o una mujer, para llegar a conocerlos, debes pasar tiempo con ellos.
LO QUE EL ESPÍRITU SANTO ENSEÑA
"Antes bien, como está escrito: Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, Ni han subido en corazón de hombre, Son las que Dios ha preparado para los que le aman. Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu; porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios.... Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido." (1 Cor. 2:9-13)
Dios tiene cosas que ojo no vio ni oído oyó; es decir, que ni el ojo ni el oído reconocen, y no se pueden aprender, sino son reveladas por el Espíritu. Aprender de El no lo haces leyendo sino pasando tiempo con El.
El Espíritu Santo te enseña lo siguiente:
1. Las cosas que te han sido concedidas
2. Las cosas de Dios
3. Lo profundo de Dios.
A falta de comunión con el Espíritu, tenemos muchas bendiciones por perder, pues El nos revela lo que ya nos fue concedido por el Padre. Además, no se pueden conocer las profundidades de Dios sin tener comunión con el Espíritu, pues sólo El conoce lo profundo del corazón de Dios. El te dice qué pedir y cuándo pedirlo, pues sabe qué te toca en qué momento.
Las cosas de Dios son sus características, como proveedor, salvador o sanador. Pero lo profundo de Dios es lo que está en su corazón: cómo El piensa, qué le agrada, qué le desagrada, etc.; Esas son las profundidades de Dios. Algunas de las profundidades que están escritas son:
1.Sin fe es imposible agradarlo.
2. La comunión íntima con Dios es con los que le temen
3. El busca adoradores
4. Dios conoce a los que son suyos
5. El no quiere sacrificios sino obediencia
Jesús estableció a doce para estar con El y para enviarlos. No podemos nosotros amar estar en la presencia del Señor y no querer predicar el evangelio, pues si alguien conoce a Dios, también sabe cómo su corazón late por las almas que se pierden. De la misma manera ninguno puede amar la obra y recoger la cosecha sin amar estar en su presencia.
Conclusión
Para conocer a Dios, es necesario tener comunión con el Espíritu Santo. El escudriña tanto el corazón de Dios como el nuestro, y es El quien nos hace uno con el Señor. Y, para conocer a su Santo Espíritu, es necesario tener comunión e intimidad con El.
Introducción:
"La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios, y la comunión del Espíritu Santo sea con todos vosotros. Amén." (2 Corintios 13:14)
El amor del Padre se manifestó al enviar a su hijo Jesucristo a morir en una cruz para perdón de nuestros pecados, y la gracia de Jesús se manifestó en ese momento. El Espíritu Santo es la persona divina que está ahora con nosotros, con la cual podemos comunicarnos, tener comunión e intimidad. No es la tercera persona de la trinidad, como muchos dicen, pues no ocupa ningún lugar, ya que es una misma persona con el Padre y el Hijo.
COMUNIÓN E INTIMIDAD
Una cosa es tener comunión con el Espíritu y otra es tener intimidad. Tener comunión con alguien es compartir tiempo con esa persona, donde ella y tú hablan y se escuchan mutuamente. Tú puedes tener comunión con El mientras vas en el carro, en tu trabajo, en la cola del banco, etc. Tú puedes estar hablando constantemente con El durante todo el día.
Sin embargo, tener intimidad es estar a solas con El, en un lugar donde nada ni nadie te interrumpa. Allí es donde El se manifiesta y te muestra qué tiene Dios para ti; es donde la mayoría de los planes de Dios se revelan a tu vida, y donde eres transformado por El.
El Espíritu Santo es una persona divina, no natural. Por esta razón no podemos estudiarlo sistemáticamente, pues no podemos encerrar dentro de un concepto a una persona, sobre todo si esta persona es sobrenatural.
Características del Espíritu Santo
Algunas características que la Biblia nos enseña acerca del Espíritu Santo son:
1. El habla Hch. 8:29, Hch. 10:19
2. El escucha Jn. 16:13
3. Nos hace saber Jn. 16:14
4. Nos recuerda Jn. 14:26
5. Nos dirige, nos guía Jn. 16:13
6. Nos enseña Jn. 14:26
7. Se entristece Ef. 4:30
8. Se puede apagar 1 Tes. 5:19
9. Se le puede resistir Hch. 7:51
10. Se puede enojar Is. 63:10
11. El pastorea Is. 63:14
12. El persigue Sal 139:7
13. Nos anhela St. 4:5
14. El santifica Rom. 15:16
15. Todo lo escudriña 1 Cor 2:10
EL ESPÍRITU SANTO Y TÚ
El Espíritu Santo está metido en medio de relaciones. El tiene relación contigo y también con tu prójimo. El incluso está en medio de la relación tuya con tu prójimo. Ninguna de las características mencionadas anteriormente se puede dar si no hay una relación de por medio. Por lo tanto, podemos concluir que cuando el Espíritu Santo se enoja, habla, pastorea, etc., lo hace con alguien con quien mantiene una relación.
El no se puede negarse a sí mismo. Tenemos que aprender a conocer y aceptar al Espíritu tal como es El y no como nosotros queremos que El sea, y así lo reconoceremos donde quiera que esté. No podemos esperar que él actúe o piense como los hombres, pues no es hombre, es Dios.
Nosotros no podemos enseñarle al Espíritu Santo de Dios a que haga las cosas como nosotros queremos, pues su palabra dice en Juan 16:13 "Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir."
El hecho que una persona haya sido bautizada en el Espíritu, no quiere decir que le conozca. Al igual que un hombre o una mujer, para llegar a conocerlos, debes pasar tiempo con ellos.
LO QUE EL ESPÍRITU SANTO ENSEÑA
"Antes bien, como está escrito: Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, Ni han subido en corazón de hombre, Son las que Dios ha preparado para los que le aman. Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu; porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios.... Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido." (1 Cor. 2:9-13)
Dios tiene cosas que ojo no vio ni oído oyó; es decir, que ni el ojo ni el oído reconocen, y no se pueden aprender, sino son reveladas por el Espíritu. Aprender de El no lo haces leyendo sino pasando tiempo con El.
El Espíritu Santo te enseña lo siguiente:
1. Las cosas que te han sido concedidas
2. Las cosas de Dios
3. Lo profundo de Dios.
A falta de comunión con el Espíritu, tenemos muchas bendiciones por perder, pues El nos revela lo que ya nos fue concedido por el Padre. Además, no se pueden conocer las profundidades de Dios sin tener comunión con el Espíritu, pues sólo El conoce lo profundo del corazón de Dios. El te dice qué pedir y cuándo pedirlo, pues sabe qué te toca en qué momento.
Las cosas de Dios son sus características, como proveedor, salvador o sanador. Pero lo profundo de Dios es lo que está en su corazón: cómo El piensa, qué le agrada, qué le desagrada, etc.; Esas son las profundidades de Dios. Algunas de las profundidades que están escritas son:
1.Sin fe es imposible agradarlo.
2. La comunión íntima con Dios es con los que le temen
3. El busca adoradores
4. Dios conoce a los que son suyos
5. El no quiere sacrificios sino obediencia
Jesús estableció a doce para estar con El y para enviarlos. No podemos nosotros amar estar en la presencia del Señor y no querer predicar el evangelio, pues si alguien conoce a Dios, también sabe cómo su corazón late por las almas que se pierden. De la misma manera ninguno puede amar la obra y recoger la cosecha sin amar estar en su presencia.
Conclusión
Para conocer a Dios, es necesario tener comunión con el Espíritu Santo. El escudriña tanto el corazón de Dios como el nuestro, y es El quien nos hace uno con el Señor. Y, para conocer a su Santo Espíritu, es necesario tener comunión e intimidad con El.