Retiro conociendo al Espiritu Santo Viento y Fuego

Retiro conociendo al Espiritu Santo Viento y Fuego
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Para entender el Concilio Vaticano II

Introducción

La historia de la edad contemporánea está llena de muchos acontecimientos y personajes que han marcado de forma radical la historia de la Iglesia, ya sea positiva como negativamente; como por ejemplo: la revolución francesa, el liberalismo, la Primera y Segunda Guerra Mundial, el gran avance de la tecnología y las comunicaciones, la globalización, la secularización, etc. Los historiadores y expertos acomodan este periodo desde la Revolución Francesa (1789) hasta nuestros días.

Acomodándonos en el seno de la Iglesia, en este periodo no han ocurrido grandes cantidades de acontecimientos (en la historia propia de la Iglesia) relevantes para la Iglesia como en las otras épocas de la historia. Tal vez, porque solo sean dos siglos de historia. Pero comparando este periodo con los anteriores, existe una gran fuente bibliográfica que facilita un estudio profundo, minucioso y detallado. Vale la pena constatar, que la historia de la Iglesia de este periodo, no es una historia interna de la Iglesia, de su organización, de su doctrina, ni de su espiritualidad, sino mas bien, una historia de cómo los Papas y la Iglesia de este periodo han afrontado los cambios religiosos, culturales y políticos del mundo. Por tanto, los historiadores eclesiásticos darán mucho énfasis a la persona de los Papas de esta época, como por ejemplo, Juan XXIII, Pablo VI y el famosísimo Juan Pablo II, entres otros.

En este periodo, mucho católicos se interrogaron en como la teología, la fe y la Iglesia los ayudaban a enfrentar los problemas sociales y políticos de la época, sobretodo en América Latina. Abriendo pasos al surgimiento de nuevas tendencias teológicas, como la teología de la liberación, que posteriormente le costó la excomunión a muchos teólogos latinoamericanos.

Entre todos los acontecimientos de este periodo existe uno que se considera como el más importante, impactante y crucial para la Iglesia de los últimos 300 años, que fue el Concilio Vaticano II, convocado por Juan XXIII a principios de la década de los sesenta, y a la muerte del mismo, concluido por el Papa Pablo VI. Su repercusión en la vida pastoral de la Iglesia y la apertura de dialogo con otras confesiones religiosas, situó a la Iglesia en lugar privilegiado en el mundo y le gano el respeto de muchos líderes y culturas del mundo. Dando un empuje, sin precedente en los últimos siglos, a la misión evangelizadora de la Iglesia y a la inculturación de la fe en todos los pueblos. Elevo efectivamente la participación de los laicos en la Iglesia y les confirió el papel que les corresponde en la obra evangelizadora de la Iglesia. Por esta razón, el Concilio Vaticano II y sus protagonistas, Juan XXIII y Pablo VI, quedaran grabados en la historia de la Iglesia para siempre.

Lamentablemente tengo que decir, que el Vaticano II, es desconocido por mucha gente y será siendo poco leído en el futuro. Parece ser que los Documentos del Concilio Vaticano II se han quedado para una lectura académica y poco para su aplicación pastoral.

Algunos precedentes del Concilio Vaticano II

Indiscutiblemente, el Concilio Vaticano II es considerado el mayor acontecimiento que vivió la Iglesia desde el siglo XVI, o sea, desde el Concilio de Trento. Tuvo dos grandes protagonistas: en primer lugar al Papa Juan XXIII, que es quien lo convoca e inicia, y en segundo lugar, al Papa Pablo VI, que es quien lo continúa y clausura. Cuando Juan XXIII anuncia y convoca la Iglesia Universal a un Concilio Ecuménico, muchos estuvieron en desacuerdo, otros pensaban que era algún tipo de continuación al Concilio Vaticano I (que nunca se clausuro en 1870), otros criticaron fuertemente al nuevo Papa y otros asentaron la decisión del mismo. Pero no podemos negar, que la decisión de abrir un concilio fue impactante y sorprendente para la Iglesia de este tiempo. Muy pronto quedo claro que la intención del Papa no era clausurar el Concilio Vaticano I, sino comenzar un Concilio totalmente nuevo. Algunos papas anteriores a Juan XXIII habían pensado o contemplado la posibilidad de la convocación a Concilio, pero las circunstancias no eran propicias, ya sea, por las guerras, problemas políticos, etc., y otros comenzaron pasos para la convocación, pero quedaron en nada. La idea de clausurar el Concilio Vaticano I era obsoleta, ya que los cambios y transformaciones que ocurrieron en el mundo desde el 1870 hasta la fecha, superaban los cambios que ocurrieron desde Trento hasta Vaticano I. Habían surgido nuevas problemáticas, nuevas circunstancias, nuevas tendencias y corrientes, nuevas preocupaciones pastorales, y sobre todo, nuevas necesidades.

Entre las principales preocupaciones del Papa Juan XXIII se encontraba la cuestión de la unidad de los cristianos, cuestión tan preocupante para él, que hace que el 25 de enero de 1959 convoque la Iglesia a concilio. Y no solamente convoca, sino que asigna un contenido claro para que los Padres Conciliares traten, estos son: la reforma de la Iglesia, la unidad de los cristianos y la apertura de la Iglesia al mundo.

Cuando Juan XXIII es elegido Papa, la Iglesia parecía estar encajonada e una estructura y método, el cual no permitía la inculturación de la Iglesia y la fe, a la realidad de los países del mundo. Por ejemplo, en Japón se escuchaba misa en latín; en la India se formaban seminaristas con métodos aristotélicos propios de occidente, descartando los libros sagrados de aquel país; en América en pleno siglo XX se construían templos góticos; entre otras muchas cosas. En el ambiente teológico moderno-intelectual había malestar porque el Santo Oficio daba la impresión de controlar el pensamiento teológico y el progreso del mismo con una vigilancia extrema para que no se salieran de los parámetros de la teología escolástica.

Y la triste realidad era, que la Iglesia bajo estos signos, estaba incapacitada de conquistar el mundo y orientarlo hacia Cristo, que es su objetivo. Hasta el Vaticano II, la teología católica había ensenado que fuera de la Iglesia no hay salvación; los protestantes y ortodoxos eran cuidadosamente evitados; el mundo era identificado con el mal, por tanto se combate y se huye de él. La Iglesia estaba perdiendo terreno y el secularismo tenía la ventaja.

Preparación para el Concilio Vaticano II

Juan XXIII era un gran historiador de la Iglesia, conocía muy bien los cambios históricos, tanto del mundo como la Iglesia; y tenía muy claro que la Iglesia debía adaptar urgentemente su predicación, su organización y sus métodos pastorales a un mundo profundamente transformado y secularizado. Anuncia simultáneamente en la Basílica de San Pablo Extramuros el 25 de enero de 1959 el Sínodo de la Diócesis de Roma, la revisión del Derecho Canónico y un Concilio Ecuménico.

¡Venerables hermanos y queridos hijos! Pronunciamos delante de vosotros, a la verdad temblando un poco de conmoción, pero a par con humilde resolución de propósitos, el nombre y a la propuesta de una doble celebración: de un sínodo diocesano para la Urbe y de un concilio ecuménico para la Iglesia Universal". Discurso de Juan XXIII (25-1-1959)

En junio de ese mismo año se constituyo una Comisión ante preparatoria, presidida por el cardenal Tardini. Al día siguiente, este envía 2,593 a los cardenales arzobispos, obispos, congregaciones romanas, generales de las órdenes religiosas, universidades católicas, facultades teológicas, para pedir sugerencias y temas para el concilio. Contestaron 1,998 cartas (76.4%), que posteriormente fueron catalogadas y reducidas para presentar al concilio.

La convocación del Concilio represento un cambio histórico en la Iglesia y represento el final de la Iglesia Constantiniana. Este anuncio provocó en la Curia Romana recelo y desconfianza, según declara el historiador de la Iglesia Vicente Cárcel.

Los preparativos para el concilio comenzaron en el 1959 y terminaron en el 1962, año que comienza la primera sesión del Concilio Vaticano II. Rápidamente se formaron dos polos de opiniones distintas, el primero comandado por la curia romana, quienes defendían un análisis más jurídico que pastoral y por otro lado, el grupo que apoyaba un cambio pastoral y un cambio en la praxis profética de la Iglesia. A las comisiones y secretariados preparatorios les fue encomendada la tarea de redactar los esquemas en vista del futuro concilio, pero los obispos conciliares decidieron no tomar en consideración lo propuesto en estos esquemas por parte de la curia romana. Esto fue parte importante en la preparación del Concilio y marco una nota separante entre la curia romana y los otros obispo conciliares. A la curia romana, y por consiguiente, a los esquemas preparados por sus hombres ser les acuso de cerrazón frente a las nuevas instancias teológicas emergentes y a los nuevos problemas pastorales.

En la comisión central de preparación para el concilio se vieron tres orientaciones: los que criticaron la preparación de la curia romana, los defensores y los indiferentes. Hubo oposiciones en temas de teología, pero lo más importantes fueron las posturas en cuanto a lo pastoral se refiere. En esto surgieron dos modos de entender la presencia de la Iglesia en el mundo: uno defensivo (postura de la curia romana) y otro de dialogo y confrontación. El primero se basaba en defender, mantener y reforzar la pastoral con normas jurídicas. Esta fue la dominante a principios del Concilio, pero luego la segunda emergió decididamente en el aula conciliar. Quiero aclarar que este debate no implica para nada división en la Iglesia, todo lo contrario, indica la diversidad universal dentro de la Iglesia, que la convierte en una Iglesia rica, autentica y completa, abierta al dialogo, al debate y a una sana confrontación.

Durante el Concilio

Debido a su muerte, lamentablemente el Papa Juan XXIII, solo alcanzo a ver la primera sesión de las cuatro sesiones que compusieron el Concilio Vaticano II:
-Primera sesión: 11 de octubre al 8 de diciembre de 1962 – Juan XXIII
-Segunda sesión: 29 de setiembre al 4 de diciembre de 1963 – Pablo VI
-Tercera sesión: 14 de setiembre al 21 de noviembre de 1964 – Pablo VI
-Cuarta sesión: 14 de setiembre al 8 de diciembre de 1965 – Pablo VI
Esta primera sesión del Concilio fue muy lenta y solemne, lo cual provoco que muchas personas perdieran la esperanza en el Concilio. Pero no podemos dejar de señalar que en una asamblea tan grande como lo fue esta, las discrepancias y diferencias eran muchas, y para ponerse de acuerdo en los temas se requería un mayor tiempo que el deseado.

Cuando falleció Juan XXIII, el concilio quedo suspendido y solo el nuevo papa podía reanudarlo porque los obispos de la Iglesia no pueden congregarse y actuar sin la cabeza del colegio episcopal. Aunque muchos obispos, sobre todo los de extrema derecha, deseaban que no se reanudaran los trabajos conciliares; muchos otros esperaban el anuncio de Pablo VI, proclamando la reapertura del concilio. Al ser nombrado papa Pablo VI, efectivamente esta fue su primera iniciativa: reanudar los trabajos conciliares con el mismo enfoque y orientación que le había dado Juan XXIII.

Pablo VI hizo saber enseguida a los padres conciliares su intención durante el concilio, según lo afirma el mismo papa, su papel será: “orar, hablar, deliberar y actuar con ellos, sin ninguna voluntad de dominio ni ninguna búsqueda de poder”. La actitud del papa, durante el concilio, fue de vigilancia, pero en muchas otras ocasiones de dialogo y confrontación; pero también con mano firme cuando hubo que hacerlo, sobre todo cuando creía que su conciencia de responsable supremo de la doctrina y altísimos valores de la vida de la Iglesia se lo imponía. Pablo VI quería que los obispos de la Iglesia Católica abandonaran el concilio no vencidos, sino convencidos.

Cuando termino la primera sesión del concilio, en muchos obispos se produjo un cambio profundo de mentalidad, ya que tomaron nueva conciencia de su naturaleza y de su misión, abriendo sus mentes a una posible y necesaria renovación; como declara el evangelio: “Para vino nuevo, odres nuevo”. Ya el Espíritu Santo había preparado el terreno para un cambio inminente, solo era cuestión de tiempo. El mismo Espíritu hizo desaparecer el miedo y la timidez que se reflejaron en los votos preconciliares, e hizo tomar conciencia de los problemas nuevos de la época. Indiscutiblemente los signos de los tiempos gemían por una pronta intervención de la Iglesia.

En una asamblea tan compleja y numerosa como fue el Vaticano II (2450 obispos de la Iglesia) no pudo funcionar sin que influyeran en ella corrientes influyentes, formando dos grandes bandos: la mayoría y la minoría, ambos comandados por importantes teólogos y cardenales que manifestaban y defendían sus posturas tenazmente.

Después de cuatro sesiones de grandes discusiones y debates, Pablo VI clausura el concilio ecuménico, al aire libre, en la plaza de San Pedro el 8 de diciembre de 1965, día de la inmaculada. Dando como resultado impresionantes cambios y colocando a la Iglesia en un lugar idóneo para enfrentar las adversidades de los tiempos y las nuevas tendencias modernas que afectan directamente el ser de la Iglesia y la misión pastoral de la misma.

Documentos del Concilio Vaticano II

Tras un largo y duro trabajo, se redactaron 16 documentos, cuyo conjunto constituye una toma de conciencia de la situación actual de la Iglesia y define las orientaciones que se imponen. Estos documentos son:

Constituciones:
Dei Verbum (Constitución Dogmática sobre la Divina Revelación)
Lumen Gentium (Constitución Dogmática sobre la Iglesia)
Sacrosanctum Concilium (Constitución sobre la Sagrada Liturgia)
Gaudium et Spes (Constitución Pastoral sobre la Iglesia en el mundo actual)

Declaraciones Conciliares
Gravissimum Educationis (Declaración sobre la Educación Cristiana)
Nostra Aetate (Declaración sobre las relaciones de la Iglesia con las Religiones no cristianas)
Dignitatis Humanae (Declaración sobre la libertad religiosa)

Decretos Conciliares
Ad Gentes (Decreto sobre la actividad misionera de la Iglesia)
Presbyterorum Ordinis (Decreto sobre el ministerio y vida de los presbíteros)
Apostolicam Actuositatem (Decreto sobre el apostolado de los laicos)
Optatam Totius (Decreto sobre la formación sacerdotal)
Perfectae Caritatis (Decreto sobre la adecuada renovación de la vida religiosa)
Christus Dominus (Decreto sobre el ministerio pastoral de los Obispos)
Unitatis Redintegratio (Decreto sobre el ecumenismo)
Orientalium Ecclesiarum (Decreto sobre las Iglesias orientales católicas)
Inter Mirifica (Decreto sobre los Medios de comunicación social)
Conclusión

El Concilio Vaticano II fue un concilio ecuménico de la Iglesia católica siendo uno de los eventos históricos que marcaron el siglo XX. Fue convocado por el papa Juan XXIII, quien lo anunció desde el mes de enero de 1959.

El Concilio constó de cuatro sesiones, siendo la primera de ellas presidida por el mismo Papa en el otoño de 1962. Él no pudo concluir este Concilio ya que falleció un año después, (el 3 de junio de 1963). Las otras tres etapas fueron convocadas y presididas por su sucesor, el Papa Pablo VI, hasta su clausura en 1965. La lengua oficial del Concilio fue la lengua latina.

Ha sido el Concilio más representativo de todos, con una media de asistencia de unos dos mil padres conciliares procedentes de todas las partes del mundo y de una gran diversidad de lenguas y razas. Asistieron además miembros de otras confesiones religiosas cristianas.

El Concilio se convocó con los fines principales de: promover el desarrollo de la fe católica, lograr una renovación moral de la vida cristiana de los fieles y adaptar la disciplina eclesiástica a las necesidades y métodos de nuestro tiempo.

Pretendió proporcionar una apertura dialogante con el mundo moderno, actualizando la vida de la Iglesia sin definir ningún dogma, incluso con nuevo lenguaje conciliatorio frente a problemas actuales y antiguos. Trató de la Iglesia, la Revelación, la Liturgia, la libertad religiosa, etc. siendo sus características más importantes la renovación y la tradición.

Reflexión sobre el Vaticano II

El Vaticano II presentó el mensaje cristiano de la forma más adecuada a nuestros tiempos, renovó los métodos de apostolado e invito a las iglesias separadas a un dialogo fraterno y sano. Me impresiona la forma que el Espíritu Santo iluminó y dirigió a los Papas protagonistas del concilio para llevar a la Iglesia a una introspección de sí misma y no a un enfrentamiento con las herejías o tendencias de estos tiempos, como lo hicieron muchos concilios anteriores. La renovación de la liturgia permite que todos los fieles participen activamente de ella y no se limiten a ser meros espectadores de actos litúrgicos que no se entendían y mucho menos asimilaban. Abre el camino para que la Iglesia se inculturize en los pueblos y no que los pueblos se romanizen a la Iglesia. Esto permite que la acción pastoral sea más efectiva y atractiva a los no bautizados. Entre otros muchos cambios que hasta el día de hoy, el tiempo a confirmado que fueron certeros y efectivos.

Unos de los cambios que mas afecto positivamente a la Iglesia, para mi entender, fue la importancia que el clero le dio a los laicos dentro de la misión de la Iglesia. Como declaran los documentos del concilio: “En la Iglesia hay variedad de ministerios, pero unidad de misión. A los Apóstoles y a sus sucesores (obispos y sacerdotes) les confirió Cristo el encargo de enseñar, de santificar y de regir en su mismo nombre y autoridad. Mas también los laicos hechos partícipes del ministerio sacerdotal, profético y real de Cristo, cumplen su cometido en la misión de todo el pueblo de Dios en la Iglesia y en el mundo.” El concilio brinda la oportunidad a laicos comprometidos a unirse a la misión de nuestra Madre Iglesia, evangelizar y pregonar el Evangelio Glorioso de Jesucristo a todos los lugares que sea necesario; y sobre todo aquellos lugares donde el clérigo no pueda impactar. El Concilio no le otorga, sino más bien, reconoce el papel y el rol de nosotros los laicos en la instauración del Reino.
Por: Prof. Juan A. González Rivera

Bibliografía
· Cárcel, Vicente: “Historia de la Iglesia III. La Iglesia en la Época Contemporánea”, Ediciones Palabra, España, 1999.

· Comby, Jean: “Para leer La historia de la Iglesia 2, Del siglo XV al Siglo XX”, Verbo Divino, España, 2000.

· Documentos del Concilio Vaticano II

· Orlandis, José: “Historia de la Iglesia. Iniciación Teológica”, Ediciones Rialp, España, 2003

Retiro de Crecimiento: Conociendo al Espíritu Santo

El Ministerio Nuevo Pentecostés se place en presentar en Caguas, Puerto Rico uno de los retiros mas impactantes y poderosos que hallan preparados en sus años de ministerio. Se llama:
CONOCIENDO AL ESPIRITU SANTO. Son 14 enseñanzas acerca del Santo Espíritu de Dios.

Al cristiano de hoy, y sobretodo al lider de hoy le urge conocer y tener una relación personal y mucho mas intima con el Espíritu Santo. Muchos hablan de EL, pero no le conocen o no han tenido una verdadera experiencia transformadora con su presencia. Es tiempo de cambiar ese "slogan" del GRAN DESCONOCIDO y convertirlo en el GRAN CONOCIDO. VENa conocerle, te podemos asegurar que no te arrepentiras y pasaras un fin de semana espectacular.

Con enseñanzas tales como: El Espíritu Santo es una persona y es Dios, Espíritu Consolador, Comunión con el Espíritu, Un cambio de mente para una nueva vida del Espíritu, Las 7 manifestaciones del Espiritu Santo, Bautismo en el Fuego, Dones Carismaticos y muchos otros... Entraras a un nuevo nivel de vida en el Espiritu.

Fecha: 17, 18 y 19 de octubre de 2008
Lugar: Casa de Retiros el Buen Pastor, Caguas PR
Costo: $70.00

OJO: Sala de Conferencias con Aire Acondicionado... Sin calor

RECUERDA SEPARAR TU ESPACIO. ESPACIOS LIMITADOS. TE ESPERAMOS

¿Cuánto tiempo duran tus victorias?

Tema: ¿Cuánto tiempo duran tus victorias?

Exodo14, 13-30:

“Moisés contestó al pueblo: «¡No se asusten, permanezcan firmes! Vean la obra de Yahvé y cómo él los salva hoy. Miren a esos egipcios a los que nunca más volverán a ver. Yahvé peleará por ustedes, y ustedes solamente mirarán.» Yahvé dijo a Moisés: «¿Por qué clamas a mí? Di a los hijos de Israel que se pongan en marcha. Luego levanta tu bastón, extiende tu mano sobre el mar y divídelo, para que los hijos de Israel pasen en seco por medio del mar. Yo, mientras tanto, endureceré el corazón de los egipcios para que salgan en persecución de ustedes, y me haré famoso a costa de Faraón y de todo su ejército, de sus carros y de su caballería. Entonces Egipto conocerá que yo soy Yahvé.» El Ángel de Dios que iba delante de los israelitas pasó detrás de ellos; también la nube en forma de columna vino a colocarse detrás, poniéndose entre el campo de los israelitas y el de los egipcios. Esta nube era para unos tinieblas y para otros iluminaba la noche; y no se acercaron los unos a los otros durante la noche. Moisés extendió su mano sobre el mar y Yahvé hizo soplar durante toda la noche un fuerte viento del oriente que secó el mar. Se dividieron las aguas. Los israelitas pasaron en seco, por medio del mar; las aguas les hacían de murallas a izquierda y a derecha. Los egipcios se lanzaron a perseguirlos, y todo el ejército de Faraón entró en medio del mar con sus carros y caballos. Llegada la madrugada, Yahvé miró a los egipcios desde el fuego y la nube, y provocó el desorden en el ejército de Faraón. Atascó las ruedas de sus carros, que no podían avanzar sino con gran dificultad. Entonces los egipcios dijeron: «Huyamos de Israel, porque Yahvé pelea con ellos contra nosotros.» Pero Yahvé dijo a Moisés: «Extiende tu mano sobre el mar, y las aguas volverán sobre los egipcios, sus carros y sus caballos. Moisés extendió su mano sobre el mar. Al amanecer, el mar volvió a su lugar. Mientras los egipcios trataban de huir, Yahvé arrojó a los egipcios en el mar. Las aguas al volver cubrieron los carros, los caballos y su gente, o sea, todo el ejército de Faraón que había entrado en el mar persiguiéndolos: no se escapó ni uno solo. Los israelitas, en cambio, habían pasado en medio del mar; las aguas les hacían de murallas a derecha e izquierda. Aquel día, Yahvé liberó a Israel del poder de los egipcios; e Israel vio a los egipcios muertos en la orilla del mar. Israel vio los prodigios que Yahvé había obrado contra Egipto, y el pueblo temió a Yahvé. Creyó en Yahvé y en Moisés, su siervo.”


Esta lectura habla de la liberación del pueblo de Israel. Dios les dio una gran victoria a este pueblo, abrió el mar rojo en dos para que su pueblo pasara en seco e Israel vio a los Egipto muertos en la orilla del mar que gran victoria les dio Dios a su pueblo. El pueblo de Dios a ver esto comenzó alabar a su Dios comenzaron hacer fiestas para su Dios por lo que este hizo a su favor.

Exodo15,1-21:
“Entonces Moisés y los hijos de Israel cantaron este cántico a Yahvé: «Cantaré a Yahvé, que se hizo famoso; arrojó en el mar al caballo y su jinete. ¡Yahvé, mi fortaleza!, a él le cantaré, él fue mi salvación, él es mi Dios y lo alabaré, el Dios de mi padre, lo ensalzaré. Yahvé es un guerrero, Yahvé es su nombre. Los carros de Faraón y su ejército: ¡los precipitó en el mar! Los mejores de sus oficiales, ¡hundidos en el Mar Rojo! Las aguas profundas los han sepultado, hasta el fondo cayeron como piedra. Tu diestra, Yahvé, de tremendo poder, tu diestra, Yahvé, aplasta al enemigo. Tu Gloria derriba a tus adversarios, despachas tu furor y los devora como paja. Al soplo de tus narices retroceden las aguas, las olas se paran como murallas; los torbellinos cuajan en medio del mar. Dijo el enemigo: «Los perseguiré y los alcanzaré, los tendré a merced, llevaré sus despojos; sacaré mi espada y mi mano los matará.» Mandaste tu soplo y el mar los cubrió, y se hundieron como plomo en las aguas majestuosas. Quién como Tú, Yahvé, entre los dioses? ¿Quién como Tú, glorioso y santo, terrible en tus hazañas, autor de maravillas? ¡Extiendes tu mano y se los traga la tierra! Guiaste con amor al pueblo que rescataste, lo llevaste con poder a tu santa morada. Lo oyeron los pueblos y se turbaron, se asustaron los filisteos; los jefes de Edom vacilan y los generales de Moab se asustan, se angustian los pobladores de Canaán: ¡pavor y espanto cayó sobre ellos! Diste golpes, y quedan mudos como piedra hasta que pase tu pueblo, Yahvé, hasta que pase el pueblo que compraste. Tú lo llevarás y lo plantarás en el monte que es tuyo, el lugar en que habitas, OH Yahvé; el Santuario del Señor, obra de sus manos. ¡Que Yahvé reine eternamente!» Como Faraón entrara en el mar, con sus carros y sus caballos, Yahvé hizo volver sobre ellos las aguas del mar, mientras los israelitas pasaban en seco por medio del mar. Entonces Miriam, la profetisa, hermana de Aarón, tomó en sus manos un instrumento, un pandero, y todas las mujeres la seguían con tímpanos, danzando en coro. Y Miriam les entonaba las palabras: «Cantemos a Yahvé, que se hizo famoso; arrojó en el mar al caballo y su jinete.»

Vemos el gozo de el pueblo de Israel por fin eran libres, ya no eran esclavos, no mas yugos pesados, no mas trabajos fuerte, no mas maltrato, eran libre gracias a su Dios. Este pueblo está con gozo, con alegría. Esto es poderoso, es maravilloso… pero tres días después de estas gran victoria algo paso:

Exodo15,22-27:
“Moisés hizo partir a los israelitas del Mar Rojo y fueron al desierto de Sur. Allí anduvieron tres días por el desierto sin encontrar agua. Llegaron a Mará, pero no pudieron beber de sus aguas porque eran amargas. Por esto se llamó aquel lugar Mará, esto es, Amargura. El pueblo murmuró contra Moisés, diciendo: «¿Qué beberemos?» Y como Moisés invocara a Yavé, le enseñó cierto madero; moisés lo echó en las aguas, y se endulzaron. Fue allí donde Yavé dio al pueblo sus decisiones y sus decretos. Allí lo puso a prueba, y le dijo: «Si de veras escuchas a Yavé, tu Dios, y haces lo que es justo a sus ojos, dando oídos a sus mandatos y practicando sus normas, no descargaré sobre ti ninguna plaga de las que he descargado sobre los egipcios; porque yo soy Yavé, que te doy la salud.» De allí pasaron a Elim, donde había doce manantiales de agua y setenta palmeras. Allí acamparon junto a las aguas.”

Tres días después el pueblo murmuro contra Moisés, tres días después este pueblo se olvido de la victoria que Dios le dio y comenzó a murmurar contra Dios. Yo pienso que la primera victoria que Dios da, debe de ser suficiente para creer que el nos dará otras victorias. Pero nos olvidamos que Dios pelea con nosotros y por nosotros.

Romanos 8,37dice:
“Pero no; en todo eso saldremos triunfadores gracias a Aquel que nos amó.

Exodo16,1-2:
“Los israelitas se marcharon de Elim y llegaron al desierto de Sin, entre Elim y el Sinaí, el día quince del segundo mes después de la salida de Egipto. Toda la comunidad de los israelitas empezó a murmurar contra Moisés y Aarón en el desierto.”

El Segundo mes después de la salida de Egipto todo la comunidad de Israel murmuro contra Moisés y Aron. Esto quiere decir que la victoria que Dios les dio a Israel. La victoria duro hasta el día 12 del segundo mes que rápido olvidamos lo poderoso que es Dios.

Para mantener la victoria hay que ententer:

1. Que Dios es más glorioso de lo que podemos imaginar.

Isaías 40,12-31: ¿Quién cerró su mano sobre el agua del mar, o tomó las dimensiones del cielo? ¿Quién recogió todas las arenas del globo, o pesó las montañas en una romana y los cerros en una balanza? ¿Y quién sondeó el espíritu de Yavé, o fue su consejero para guiarlo? ¿A quién habrá consultado para entender mejor, para saber cómo se administra justicia o para estar al día en los métodos más prácticos? Las naciones son como una gota en el borde del vaso, como un polvillo que se deja en la balanza. ¿Las tierras de ultramar ? Son sólo un granito de arena. El Líbano no sirve para encender su hoguera, y sus animales no alcanzan para quemarlos en su templo. Todos los países son como nada delante de él, valen un cero, no se toman en cuenta. ¿Con quién podrán comparar a Dios y qué representación darán de él? ¿Acaso la estatua que fundió el artista, y que el joyero revistió de oro con cadenas de plata? (20 Un hábil escultor busca una palmera escogida y de allí saca madera que no se pudre para levantar una estatua bien firme.) ¿No lo sabían, o no habían oído hablar de eso? ¿No se lo enseñaron desde el comienzo para que entendieran cómo se fundó la tierra? El vive más allá del techo de la tierra, desde allí sus habitantes parecen hormigas. Ha estirado los cielos como una tela, los ha extendido como una carpa para vivir. Reduce a la nada a los grandes y hace desaparecer a los gobernantes de la tierra. Apenas han sido plantados o sembrados, apenas su tallo ha echado raíces en el suelo, sopla sobre ellos y se secan, y un viento fuerte se los lleva como paja. «¿Con quién podrán ustedes compararme, o quién será igual a mí?», dice el Santo. Pongan la cara hacia arriba y miren: ¿Quién ha creado todos esos astros? El, él mismo, que hace salir en orden su ejército, y que llama a cada estrella por su nombre. Su fuerza es tan grande y su poder tan inmenso, que ninguna se hace la desentendida. ¿Por qué dices tú, Jacob, y lo repites tú, Israel: «Yavé no me mira, mi Dios no se preocupa por mis derechos»? ¿Acaso no lo sabes, o no lo has oído? Yavé es un Dios eterno que ha creado hasta los extremos del mundo. No se cansa ni se fatiga y su inteligencia no tiene límites. El da la fuerza al que está cansado y robustece al que está débil. Mientras los jóvenes se cansan y se fatigan y hasta pueden llegar a caerse, los que en El confían recuperan fuerzas, y les crecen alas como de águilas. Correrán sin fatigarse y andarán sin cansarse.»

Isaías 43,10-13: “Ustedes son mis testigos, dice Yavé, y son mi servidor, que he elegido; sepánlo, pues, y crean en mí, y comprendan que Yo Soy. Ningún Dios fue formado antes de mí, y ningún otro existirá después. Yo, yo soy Yavé, y nadie salva fuera de mí. Yo soy el que lo ha dicho, y ha acertado; soy yo el que lo había dado a conocer, y no un Dios extraño. Ustedes son mis testigos, y yo soy Dios, dice Yavé. Siempre lo he sido, y nadie me puede hacer apartar la mano; si yo ejecuto algo, ¿quién me hará retroceder?”

Isaías 44, 6-8: “Así habla el rey de Israel y su redentor, Yavé de los Ejércitos: «Yo soy el primero y el último; no hay otro Dios fuera de mí. ¿Quién es igual a mí? Que se pare y lo diga, que me cuente y me demuestre que anunció lo que debía pasar y nos dijo con anticipación las cosas futuras. No se asusten ni tengan miedo: ¿no es cierto que se lo había anunciado desde hace tiempo? Ustedes ahora son mis testigos: ¿hay acaso otro Dios fuera de mí? ¡No! no existe otra Roca que yo sepa”

2. Que hay que alabar a Dios.

Salmo 18,4: Invoco al Señor que es digno de alabanzas, y me veo libre de mis enemigos.

Hechos 16,25-26: “Hacia la media noche Pablo y Silas estaban cantando himnos a Dios, y los demás presos los escuchaban. De repente se produjo un temblor tan fuerte que se conmovieron los cimientos de la cárcel; todas las puertas se abrieron de golpe y a todos los presos se les soltaron las cadenas”

3. Que Dios está a nuestro favor y no en nuestra contra.


A. Éxodo 14,25: “Atascó las ruedas de sus carros, que no podían avanzar sino con gran dificultad. Entonces los egipcios dijeron: «Huyamos de Israel, porque Yahvé pelea con ellos contra nosotros.»

B. Éxodo 14,14: “Yahvé peleará por ustedes, y ustedes solamente mirarán.”

C. Romanos 8,31: ¿Qué más podemos decir? Si Dios está con nosotros, ¿quién estará contra nosotros?

4. Que después de un conflicto viene otro.

Juan 16,33: Les he hablado de estas cosas para que tengan paz en mí. Ustedes encontrarán la persecución en el mundo. Pero, ánimo, yo he vencido al mundo.»

5. Que Dios preparo todo para nuestro bien.

A. Mateo 7,7-11: “Pidan y se les dará; busquen y hallarán; llamen y se les abrirá la puerta. Porque el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y se abrirá la puerta al que llama. ¿Acaso alguno de ustedes daría a su hijo una piedra cuando le pide pan? ¿O le daría una culebra cuando le pide un pescado? Pues si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡con cuánta mayor razón el Padre de ustedes, que está en el Cielo, dará cosas buenas a los que se las pidan!”

B. Santiago 1,16-17: “Hermanos muy queridos, no se equivoquen: son las cosas buenas y los dones perfectos los que proceden de lo alto y descienden del Padre que es luz; allí no retornan las noches ni pasan las sombras.”

C. 1 Corintios 2,9: Recuerden la Escritura: Ni ojo vio, ni oído oyó, ni por mente humana han pasado las cosas que Dios ha preparado para los que lo aman.

D. Romanos 8,28: También sabemos que Dios dispone todas las cosas para bien de los que lo aman, a quienes él ha escogido y llamado.

6. Que hay que ser agradecido

1 Tesalonicenses 5,18: “y den gracias a Dios en toda ocasión; ésta es, por voluntad de Dios, su vocación de cristianos”.

7. Que necesitas hermanos que te levantan las manos

A. Éxodo 17, 8-15: En Refidim los amalecitas vinieron a atacar a Israel. Moisés dijo a Josué: «Elígete algunos hombres y marcha a pelear contra los amalecitas. Yo, por mi parte, estaré mañana en lo alto de la loma, con el bastón de Dios en mi mano.» Josué hizo como se lo ordenaba Moisés, y salió a pelear contra los amalecitas. Mientras tanto, Moisés, Aarón y Jur. subieron a la cumbre de la loma. Y sucedió que mientras Moisés tenía las manos arriba, se imponía Israel, pero cuando las bajaba, se imponían los amalecitas. Se le cansaron los brazos a Moisés; entonces tomaron una piedra y sentaron a Moisés sobre ella, mientras Aarón y Jur. le sostenían los brazos, uno a cada lado. Así, Moisés mantuvo sus brazos alzados hasta la puesta del sol y Josué hizo una enorme matanza entre la gente de Amalec. Entonces Yahvé dijo a Moisés: «Escribe todo esto en un libro para que sirva de recuerdo, y dile a Josué que yo no dejaré ni el recuerdo de Amalec debajo de los cielos.» Luego Moisés edificó allí un altar a Yahvé, al que puso por nombre: Yahvé es mi triunfo. Y declaró: «La bandera de Yahvé en la mano: Yahvé está en guerra con Amalec de generación en generación.»

8. Que hay que aprender de nuestros conflictos espirituales y personales.

A. Esto es muy importante en nuestra vida aprender de nuestros errores para ser mejores seres humanos y para no cometerlos de Nuevo.

El Perdón Sana

Tema: El perdón

Introducción
Vivimos en un mundo imperfecto en el que con frecuencia somos heridos o herimos a otros nuestras respuesta ala ofensa determina si vamos a vivir en libertad o en esclavitud de bajo de la gracia o bajo el juicio el perdón es la clave para vivir una vida libre y llena de gozo en Dios.

1. El perdón es indispensable
-El que no perdona no es feliz:
Las heridas desgastan y minan las energía de las personas.
Hebreos 12, 15velen para que nadie se vea privado de la gracias de Dios para que ninguna raíz de amargura retoñe ni los turbe y por ella llegue a contagiarse la comunidad.
-Los pensamientos y palabras de criticas nos contaminan nos estorban para servir y amor.
II Pedro2, 19 -
les prometen libertad mientras que ellos son esclavo de la corrupción pues uno es esclavo de aquel que lo vence.

-El que no perdona atrae juicio a su vida.
La falta de perdón provoca juicio y el juicio engendra juicio
Mateo7, 1-2: no juzguen para que no sean juzgados porque con el juicio con que juzguen serán juzgados y con la medida con que midan se les medirá. Se cosecha lo que se siembra pero multiplicado.

El perdón es una elección. ¿quieres justicia o misericordia?

Como transgresores clamamos por misericordia pero como victima clamamos por justicia pero no podemos esperar misericordia para nosotros cuando pedimos juicios para otros.
Mateo 18, 32-35: "su señor entonces lo mando a llamar y dijo siervo malvado yo te perdone a ti toda aquella deuda por que me lo suplicaste no debías tu también compadecerte de tu compañero del mismo modo que yo me compadecí de ti y encolerizado su señor le entrego a los verdugos hasta que pagase todo lo que le debía esto mismo hará con ustedes mi padre celestial si no perdonan de corazón cada uno a sus hermanos".

Debemos perdonar para ser perdonados
· Mateo 6, 12-15: "Perdona nuestras deudas así como nosotros perdonas a nuestros deudores y no nos dejes caer en tentación mas líbranos del mal que si ustedes perdonan a los hombres sus ofensas les perdonara también a ustedes su padre celestial pero sino perdonan a los hombres tampoco su padre celestial perdonara sus ofensas".
La decisión de perdonar trae libertad

El perdón nace de la misericordia

a. La misericordia triunfa sobre el juicio
· Santiago 2, 13: "por que tendrán un juicio sin misericordia el que no tuvo misericordia la misericordia se siente superior al juicio".

b. La misericordia cubre la falta
· 1 Pedro 4, 8:
"ante todo tangas entre ustedes intenso amor pues el amor cubre multitud de pecados".

c. Los misericordioso alcanzan misericordia
· Mateo 5, 7: "bienaventurados los misericordioso por que ellos alcanzarán misericordia".

Quien es el Espíritu Santo

¿Quién es el Espíritu Santo?

Según el Catecismo de la Iglesia Católica, el Espíritu Santo es la "Tercera Persona de la Santísima Trinidad". Es decir, habiendo un sólo Dios, existen en Él tres personas distintas: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Esta verdad ha sido revelada por Jesús en su Evangelio. El Espíritu Santo coopera con el Padre y el Hijo desde el comienzo de la historia hasta su consumación, pero es en los últimos tiempos, inaugurados con la Encarnación, cuando el Espíritu se revela y nos es dado, cuando es reconocido y acogido como persona. El Señor Jesús nos lo presenta y se refiere a Él no como una potencia impersonal, sino como una Persona diferente, con un obrar propio y un carácter personal.

El Espíritu Santo, el don de Dios
"Dios es Amor" (Jn 4,8-16) y el Amor que es el primer don, contiene todos los demás. Este amor "Dios lo ha derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos ha sido dado". (Rom 5,5).
Puesto que hemos muerto, o al menos, hemos sido heridos por el pecado, el primer efecto del don del Amor es la remisión de nuestros pecados. La Comunión con el Espíritu Santo, "La gracia del Señor Jesucristo, y la caridad de Dios, y la comunicación del Espíritu Santo sean con todos vosotros." 2 Co 13,13; es la que, en la Iglesia, vuelve a dar a los bautizados la semejanza divina perdida por el pecado. Por el Espíritu Santo nosotros podemos decir que "Jesús es el Señor ", es decir para entrar en contacto con Cristo es necesario haber sido atraído por el Espíritu Santo.
Mediante el Bautismo se nos da la gracia del nuevo nacimiento en Dios Padre por medio de su Hijo en el Espíritu Santo. Porque los que son portadores del Espíritu de Dios son conducidos al Hijo; pero el Hijo los presenta al Padre, y el Padre les concede la incorruptibilidad. Por tanto, sin el Espíritu no es posible ver al Hijo de Dios, y, sin el Hijo, nadie puede acercarse al Padre, porque el conocimiento del Padre es el Hijo, y el conocimiento del Hijo de Dios se logra por el Espíritu Santo.

Vida de fe.
El Espíritu Santo con su gracia es el "primero" que nos despierta en la fe y nos inicia en la vida nueva. El es quien nos precede y despierta en nosotros la fe. Sin embargo, es el "último" en la revelación de las personas de la Santísima Trinidad. El Espíritu Santo coopera con el Padre y el Hijo desde el comienzo del Designio de nuestra salvación y hasta su consumación. Sólo en los "últimos tiempos", inaugurados con la Encarnación redentora del Hijo, es cuando el Espíritu se revela y se nos da, y se le reconoce y acoge como Persona.

El Paráclito.
Palabra del griego "parakletos", que literalmente significa "aquel que es invocado", es por tanto el abogado, el mediador, el defensor, el consolador. Jesús nos presenta al Espíritu Santo diciendo: "El Padre os dará otro Paráclito" (Jn 14,16). El abogado defensor es aquel que, poniéndose de parte de los que son culpables debido a sus pecados, los defiende del castigo merecido, los salva del peligro de perder la vida y la salvación eterna. Esto es lo que ha realizado Cristo, y el Espíritu Santo es llamado "otro paráclito" porque continúa haciendo operante la redención con la que Cristo nos ha librado del pecado y de la muerte eterna.

Espíritu de la Verdad:
Jesús afirma de sí mismo: "Yo soy el camino, la verdad y la vida" (Jn 14,6). Y al prometer al Espíritu Santo en aquel "discurso de despedida" con sus apóstoles en la Última Cena, dice que será quien después de su partida, mantendrá entre los discípulos la misma verdad que Él ha anunciado y revelado. El Paráclito, es la verdad, como lo es Cristo. Los campos de acción en que actúa el Espíritu Santo, son el espíritu humano y la historia del mundo. La distinción entre la verdad y el error es el primer momento de dicha actuación. Permanecer y obrar en la verdad es el problema esencial para los Apóstoles y para los discípulos de Cristo, desde los primeros años de la Iglesia hasta el final de los tiempos, y es el Espíritu Santo quien hace posible que la verdad a cerca de Dios, del hombre y de su destino, llegue hasta nuestros días sin alteraciones.

Símbolos
Al Espíritu Santo se le representa de diferentes formas:

1. Agua: El simbolismo del agua es significativo de la acción del Espíritu Santo en el Bautismo, ya que el agua se convierte en el signo sacramental del nuevo nacimiento.

2. Unción: Simboliza la fuerza. La unción con el óleo es sinónima del Espíritu Santo. En el sacramento de la Confirmación se unge al confirmado para prepararlo a ser testigo de Cristo.

3. Fuego: Simboliza la energía transformadora de los actos del Espíritu.

4. Nube y luz: Símbolos inseparables en las manifestaciones del Espíritu Santo. Así desciende sobre la Virgen María para "cubrirla con su sombra". En el Monte Tabor, en la Transfiguración, el día de la Ascensión; aparece una sombra y una nube.

5. Sello: Es un símbolo cercano al de la unción. Indica el carácter indeleble de la unción del Espíritu en los sacramentos y hablan de la consagración del cristiano.

6. La Mano: Mediante la imposición de manos los Apóstoles y ahora los Obispos, trasmiten el "don del Espíritu".

7. La Paloma: En el Bautismo de Jesús, el Espíritu Santo aparece en forma de paloma y se posa sobre Él.

Dios ve nuestra Fe

Dios ve nuestra fe

Mateo 2, 1-12:Entro de nuevo en cafernaun al poco tiempo había corrido la voz de que estaba en casa se agolparon tantos que ni siguieras ante la puerta había ya sitio y el les anunciaba la palabra y le vienen a traer a un paralítico llevado entre cuatro al no poder presentárselo a causa de la multitud abrieron el techo encima de donde el estaba y a través de la abertura que hicieron descolgaron la camilla donde hacia el paralítico viendo Jesús la fe de ellos les dijo al paralítico hijo tus pecados te son perdonados estaban allí sentados algunos escribas que pensaban así en sus corazones por que este habla así esta blasfemados quien puede perdonar pecados sino Dios solo pero al instante conociendo Jesús en su espíritu lo que ellos pensaban en su interior les dice por que están pensando así en sus corazones que es mas fácil decir al paralítico tus pecados son perdonados o decir levántate tomo tu camilla y anda pues para que sepan que el hijo del hombre tiene en la tierra poder para perdonar pecados dice al paralítico a ti te digo levántate tomo tu camilla y vete a tu casa se levanto y al instante tomando la camilla salio a la vista de todos de modo que quedaban todos asombrados y glorificaban a Dios diciendo jamás vimos cosa parecida

Jesús ve la vida de la fe

Santiago 2, 14-26: ¿de que sirve hermanos míos que alguien diga tengo fe si no tiene obras? ¿acaso podrá salvarle la fe? Si un hermano o una hermana están desnudos y carecen del sustento diario y alguno de ustedes les dice vayan en paz caliéntense y hártense pero no les dan lo necesario para el cuerpo ¿de que sirve? así también la fe si no tiene obras esta realmente muerta y alguno podrá decir ¿tú tienes fe? pues yo tengo obras muestra me tu fe sin obras y yo te mostrare por las obra mi fe ¿tu crees que hay un solo Dios? haces bien también los demonios creen y tiemblan ¿quieres saber tu insensato que la fe son obras es estéril? Abrahán nuestro padre ¿no alcanzo la justificación por las obras cuando ofreció a su hijo Isaac sobre el altar? ¿ves como la fe cooperaba con sus obras y por las obras la fe alcanzo en el su perfección? Y alcanzó pleno cumplimiento la escritura que dice creyo Abrahán en Dios y séle considero como justicia y se le llamo amigo de Dios ya ven como el hombre es justificado por las obras y o por la fe solamente del mismo modo rajab la prostituta ¿no quedo justificada por las obras al dar hospedaje a los mensajeros y hacerle marchar por otro camino? Porque así como el cuerpo sin espíritu esta muerto así también la fe sin obra esta muerta.

La obra de los cuatro
1. Por la obra de los cuatro
2. Los cuatro llevaron a Jesús el paralítico
3. Lo subieron al techo
4. Abrieron el techo
5. Y lo bajaron por el roto del techo hacia Jesús

Algunos ejemplos

Jairo. Mateo 9, 18-19 dice:así les estaba hablando cuando se acerco un magistrado y se postraba ante el diciendo mi hija esta acabada de morir pero ven impón tus manos sobre ella y vivirá Jesús se levanto y le siguió junto con sus discípulos”.

La mujer del flujo de sangre. Mateo 9, 20-22:en esto una mujer que padecía flujo de sangre desde hacia doce años se acerco por detrás y toco el borde de su manto me salvare Jesús se volvió y al verla le dijo animo hija tu fe te ha salvado y quedo sana de la mujer desde aquel momento”.

Bartimeo. Marcos 10, 46-52: “llegan a Jericó y cuando salía de Jericó acompañado de sus discípulos y de una gran muchedumbre el hijo de timeo bartimeo un mendigo ciego estaba sentado junto al camino al enterarse de que era Jesús de nazaret se puso a gritar hijo de David Jesús ten compasión de mi muchos la in gritaban para que se callara pero el gritaba mucho mas hijo de David te compasión de mi Jesús se detuvo y dijo llámenlo llamen al ciego diciendo animo levántate te llama y el arrojando su manto dios un brinco y vino ante Jesús dirigiéndose a el le dijo que quieres que te haga el ciego le dijo rabbuni que vea Jesús le dijo vete tu fe te ha salvado y al instante recobro la vista y le seguía por el camino”


Jesús ve tu fe y pasará lo que creamos

Mateo 9, 27-31:cuando Jesús se iba da allá le siguieron dos ciegos gritando ten piedad de nosotros hijo de David y al llegar a casa se le acercaron los ciegos y Jesús les dice ¿creen que puedo hacer eso? Le dicen si señor entonces les toco los ojos diciendo que se haga en ustedes según su fe y se abrieron sus ojos Jesús le ordeno severamente miren que nadie lo sepa pero ellos en cuanto salieron divulgaron su fama por toda aquella región”.

Mateo 8, 13: “y dijo Jesús al centurión anda que te suceda como has creído y en aquella hora sano el criado”.

Mateo 15, 28: “entonces Jesús le respondió mujer grande es tu fe que te suceda como deseas y desde aquel momento quedo curada su hija”.

La Fe de un Grano de Mostaza

La fe de un grano de mostaza

Mateo 17, 19-21: “Entonces los discípulos se acercaron a Jesús en privado y le dijeron ¿por que nosotros no pudimos expulsarlo? Les dijo por su poca fe por que yo les aseguro si tienen fe como un grano de mostaza dirán a este monte desplázate de aquí allá y se desplazara y nada les será imposible”.

Jesús habla de la fe como un grano de mostaza y dice que si tenemos esta fe nada nos será imposible.

Como es la semilla de un grano de mostaza:

Mateo 13, 31-32: “otras parábola les propuso el reino de los cielos es semejante a un grano de mostaza que tomo un hombre y lo sembró en su campo es ciertamente mas pequeña que cualquier semilla pero cuando crece es mayor que las hortaliza y se hace árbol hasta el punto de que las aves del cielo vienen y anidan en sus ramas.”

1. Es la semilla mas pequeña que cualquier semilla
2. Se puede sembrar
3. Pero cuando crece es mayor que las hortaliza
4. Se hace árbol al ponto que las aves anidad en sus ramas

En lo espiritual esta fe no es pequeña:

1. Es una gran fe que puede cambiar las cosas “desplaza montes y nada será imposible ”

2. Es una fe que hace que el poder del reino de Dios se manifieste “ expulsa a los demonios”

Jesús dijo en Mateo 12, 28: “pero si por el espíritu santo es que expulso a los demonios es que ha llegado a ustedes el reino de Dios”.


En lo espiritual la fe se siembra para que crezca:

1. En Dios: Marcos 11, 22 dice: “Jesús les respondió tengan fe en Dios

2. En el poder de Dios: I Corintios 2, 5 dice: “para que su fe se fundara no en sabiduría de hombres sino en el poder de Dios

3. En las palabra de Dios: Romanos 10, 17 dice: “por tanto la fe viene de la predicación y la predicación por la palabra de Cristo


En lo espiritual las aves anidan en nuestra fe

Esto quiere decir que nuestra fe tiene el poder para cubrir a nuestro hermanos

-Por la fe del centurión Jesús sano a su criado. Mateo 8, 5-13

-Por la fe de cuatro amigos Jesús sano a un paralítico. Marcos 2, 1-12

-Por la fe de una madre Jesús expulso a un demonio de su hija. Mateo 15, 21-28

-Por la fe de un padre Jesús sano a su hijo. Juan 4, 46-54

Cunado hablamos de fe yo pienso en cuatro personas:

1. En los que dicen tener fe en Dios pero usan sus propios medio “ santeros, espiritista etc. ”

estas personas dicen tener fe pero su fe esta incorrecta por q la fe real se siembre en Dios en su poder y su palabra no en nuestro medios

2. En los que no creen si no ven

estas personas siempre tiene que ver para creer.

Juan 20, 27-29: “luego le dice a Tomas acerca aquí tu dedo y mira mis manos trae tu mano y métela en mi costado y no seas incrédulo sino creyente tomas le contesto señor mío y Dios mío le dice Jesús porque me has visto has creído dichoso los que no han visto y han creído”.

Juan 4, 48 dice: “entonces Jesús le dio si no ven signos y prodigios no creen

3. En los que tiene poca fe

Estas personas tiene un fe pequeña cualquier cosas los ase negar la fe a la primera prueba quieren salir corriendo

La poca fe no agrada a Dios Jesús siembre reprendió a sus discípulos por su poca fe

Mateo 8, 26 les dice: “por que tienen miedo hombres de poca fe”.

Mateo 14, 31: “al punto Jesús tendiendo su mano le agarro y le dice hombre de poca fe por que dudaste”.



4. En los que tiene una fe grande

Estas personas creen sin metidas dicen Dios lo dijo pues así cera esta fe agrada a Dios y Jesús se maravillo de las personas que tenían esta fe

Mateo 8,10 dice: “al oír esto Jesús quedo admirado y dijo a los que le seguían les aseguro que en Israel no he encontrado en nadie una fe tan grande”.

Mateo 15,28 dice: “entonces Jesús le respondió mujer grande es tu fe que te suceda como deseas y desde aquel momento quedo curada su hija”.

Retiro de Crecimiento: "Conociendo al Espíritu Santo"

Retiro de Crecimiento:
CONOCIENDO AL ELPIRITU SANTO DE DIOS
15 Enseñanzas sobre el Espíritu Santo
"Una experiencia que cambiará tu vida para siempre"
Fecha:
30, 31 de mayo y 1ro de junio de 2008
Lugar:
Casa de Retiro El Buen Pastor en Caguas Puerto Rico
Costo: $50.00
Edad:
Mayores de 18 años
(Para menores de edad comuniquese
a los telefonos indicados)
ESPACIOS LIMITADOS
RESERVA TU ESPACIO CON TIEMPO
Información:
Juan Gonzalez- 787-315-6034

Jesús está Vivo. Testimonio de Padre Tardif

Jesús está Vivo. Testimonio de Padre Tardif
En 1973, yo era provincial de mi Congregación, Misioneros del Sagrado Corazón, en República Dominicana. Había trabajado demasiado, abusando de mi salud en los 16 años que tenía como misionero en el país. Pasé mucho tiempo en actividades materiales, construyendo iglesias, edificando seminarios, centros de promoción humana, de catequesis, etc. Siempre estaba buscando dinero para edificar casas y para dar alimento a nuestros seminaristas. El Señor me permitió vivir todo ese activismo y, por el exceso de trabajo, caí enfermo. El 14 de junio de ese año en una asamblea del Movimiento Familiar Cristiano me sentí mal, muy mal. Tuvieron que llevarme inmediatamente al Centro Médico Nacional. Estaba tan grave que pensaba que no podría pasar la noche. Creí realmente que me iba a morir pronto. Muchas veces había meditado sobre la muerte y predicado sobre ella, pero nunca había hecho el ensayo de morirme, y esto no me gustó. Los médicos me hicieron análisis muy detenidos, detectándome tuberculosis pulmonar aguda.

Al ver que estaba tan enfermo pensé volver a mi país, Quebec, Canadá, donde nací y vive mi familia. Pero estaba tan delicado que no podía hacerlo entonces. Tuve que esperar quince días bajo tratamientos con recostituyentes, para realizar el viaje. En Canadá me internaron en un centro médico especializado donde los médicos me volvieron a examinar, pues querían estar bien seguros de cual era mi enfermedad. El mes de julio se lo pasaron haciendo análisis, biopsia, radiografías, etc. Después de todos estos estudios, confirmaron de manera científica que la tuberculosis pulmonar aguda había lesionado gravemente los dos pulmones. Para animarme un poco me dijeron que tal vez después de un año de tratamiento y reposo podría volver a mi casa. Un día recibí dos visitas muy peculiares. Primero llegó el sacerdote director de RND -Revista "Notre Dame"- quien me pidió permiso de tomarme una fotografía para el artículo: "Cómo Vivir con su Enfermedad". Aún él se despedía cuando entraron cinco seglares de un grupo de oración de la Renovación Carismática. En República Dominicana me había burlado mucho de la Renovación Carismática, afirmando que América Latina no necesitaba don de lenguas sino promoción humana, y ahora ellos venían a orar desinteresadamente por mí.

Estas visitas tenían dos enfoques totalmente diferentes; el primero para aceptar la enfermedad. El segundo para recobrar la salud. Como sacerdote misionero pensé que no era edificante rechazar la oración. Pero, sinceramente, la acepté más por educación que por convicción. No creía que una simple oración pudiera conseguirme la salud. Ellos me dijeron muy convencidos:-Vamos a hacer lo que dice el Evangelio: "Impondrán las manos sobre los enfermos y éstos quedarán sanos". Así que oraremos y el Señor te va a sanar. Acto seguido se acercaron todos a la mecedora donde yo estaba sentado y me impusieron las manos. Yo nunca había visto algo semejante y no me gustó. Me sentí ridículo debajo de sus manos y me daba pena con la gente que pasaba afuera y se asomaba por la puerta que se había quedado abierta. Entonces interrumpí la oración y les propuse:-Si quieren, vamos a cerrar la puerta...-Sí padre, cómo no... -respondieron-.Cerraron la puerta, pero ya Jesús había entrado.Durante la oración yo sentí un fuerte calor en mis pulmones. Pensé que era otro ataque de tuberculosis y que me iba a morir. Pero era el calor del amor de Jesús que me estaba tocando y sanando mis pulmones enfermos. Durante la oración hubo una profecía. El Señor me decía. "Yo haré de ti un testigo de mi amor". Jesús vivo estaba dando vida, no sólo s mis pulmones sino a mi sacerdocio y a todo mi ser. A los tres o cuatro días me sentía perfectamente bien. Tenía apetito dormía bien y no había dolor alguno. Los médicos estaban preparados para comenzar inmediatamente el tratamiento. Sin embargo , ningún medicamento les respondía de acuerdo a mi supuesta enfermedad. Entonces mandaron traer unas inyecciones especiales para gentes cuyo organismo no es normal, pero tampoco hubo reacción alguna. Yo me sentía bien y quería regresar a casa, pero ellos me obligaron a pasar el mes de agosto en el hospital buscando por todos lados la tuberculosis que se les había escapado y no podían encontrar. Al final del mes, después de muchos experimentos el médico responsable me dijo:-Padre, vuelva a su casa. Usted está perfectamente, pero esto va en contra de todas nuestras teorías médicas. No sabemos lo que ha pasado.Luego encogiendo los hombros, añadió:-Padre, usted es un caso único en este hospital.-En mi congregación también -le respondí riendo-.Salí del hospital sin recetas, medicinas ni cuidados especiales. Me fui a casa pesando sólo 110 libras (50 kilos). El hospital que me iba a curar de tuberculosis me estaba matando de hambre. Quince días después apareció el número 8 de la Revista "Notre Dame". En la página cinco estaba mi fotografía del hospital: sentado en la célebre mecedora, con sondas, cara triste y mirada pensativa. Debajo de la fotografía decía: "El enfermo debe aprender a vivir con su enfermedad, acostumbrarse a las alusiones veladas, a las preguntas indiscretas... y a los amigos que ya no volverán a mirarlo de la misma manera". Pero mi salud echó a perder su número. El Señor me había sanado. Mi fe era muy pequeña, tal vez del tamaño de un grano de mostaza, pero Dios era tan grande que no había dependido de mi pequeñez. Así es nuestro Dios, Si estuviera condicionado a nosotros, no sería Dios. De esa manera yo recibí en carne propia la primera y fundamental enseñanza para el ministerio de curación: El Señor nos sana con la fe que tenemos. No nos pide más, solo eso.El 15 de septiembre asistí a la primera reunión de oración carismática de mi vida. Ni sabía lo que era eso, pero fui, puesto que me había curado y las personas que habían orado por mí me pidieron que diera el testimonio de mi sanación. Comencé a trabajar un poco ese mes de septiembre y le escribí a mi superior para que el año que yo debía estar hospitalizado me permitiera pasarlo estudiando la Renovación Carismática en Canadá y Estados Unidos. Me dio permiso y fui a los centros más importantes de Quebec, Pittsburg, Notre Dame y Arizona. Recuerdo que estaba en los Ángeles celebrando misa con mi sobrina y un amigo. Después de leer el Evangelio en francés quise comentarlo, pero pasó algo muy curioso: sentí como que la mejilla se me adormecía y comencé a hablar algo que no entendía. No era ni francés, ni inglés, ni español. Cuando terminé de hablar, exclamé sorprendido:-No me digan que voy a recibir el don de lenguas...-Eso es lo que tú ya recibiste, tío -respondió mi sobrina-. Tú estabas hablando en lenguas.Tanto que yo me había burlado del don de lenguas y el Señor me lo regaló en el momento en que iba a predicar. Así descubrí ese don tan hermoso del Señor.

Tomado de: "Jesús está vivo". Emiliano Tardif y José H. Prado Flores, Publicaciones Kerygma

La Esencia de Pentecostés. por: Padre Salvador Carrillo Alday

La Esencia de Pentecostés.
por: Padre Salvador Carrillo Alday

Según las fuentes bíblicas ¿de dónde nos viene el Espíritu Santo? Nos viene a través de Jesús. Pero ¿de qué Jesús?. Y esto es lo interesante, lo hermoso. En Juan 16,7 Jesús dijo: "Les conviene que yo me vaya. Si yo no me voy, el Espíritu Santo no vendrá a ustedes, pero si Yo me voy, Yo se lo enviaré".

Y antes (en Juan 7, 39) comenta el evangelista: "Y esto lo decía del Espíritu que iban a recibir los que creyeran en El porque todavía no había Espíritu, porque Jesús no había sido glorificado".

Qué palabra tan extraña: "Todavía no había Espíritu porque Jesús todavía no había sido glorificado". Jesús necesita terminar su carrera mesiánica, recibir después de su resurrección el gran título de ser el Mesías, el Salvador, el Señor, para después poder dar el Espíritu Santo.

En Hechos 2,33 está escondido este texto importante en la Cristología, en el que se dice primero: "A Jesús, Dios lo ha resucitado". Segundo: "Y habiendo sido exaltado a la diestra del Padre". Tercero: "Y habiendo recibido El, el Espíritu Santo".

Jesús recibe como un regalo de Dios en su naturaleza humana glorificada, el Espíritu Santo y una vez lleno Jesús del Espíritu Santo, lo derrama el día de Pentecostés, y nace la Iglesia.
Gracias del Espíritu Santo.

El Espíritu Santo es el DON DE DIOS, don del Padre, que nos da a Cristo glorificado como fruto de toda su carrera mesiánica. El Espíritu Santo nos viene de Jesús. De aquí la frase hermosa, muchas veces falsamente comprendida, muy superficialmente entendida: "Ser bautizados en el Espíritu Santo".

Dice Juan 1,33: "El es Jesús, el que bautiza con Espíritu Santo". Juan Bautista bautizó con agua, echando agua, dando agua; pero Jesús, lleno del Espíritu Santo, el Mesías glorificado, es el que bautiza con Espíritu Santo, derrama Espíritu Santo, da Espíritu Santo y este derramamiento que hace, es lo que llamamos: "Ser bautizados en el Espíritu Santo por Jesús".

Es una gracia para el mundo entero que Jesús glorificado nos baña, nos bautiza con su Espíritu. No estamos hablando del Sacramento del Bautismo; de ninguna manera, sino de esa continua efusión del Espíritu Santo que requiere, que necesita la Iglesia.

Necesitamos urgentemente que cada uno de nosotros sea bautizado por Jesús en el Espíritu Santo todos los días de la vida. No tengamos miedo. Muchas veces, teológicamente nos confundimos. "¿cómo ser bautizados con Espíritu Santo? ¿Qué significa?" No es el Sacramento del Bautismo recibido una vez haciéndonos hijos de Dios que ni en el infierno podemos perder lo que somos. El sello de haber recibido el Sacramento del Bautismo, no se perderá jamás. Se trata de las efusiones del Espíritu Santo que necesita la Iglesia y que necesitamos nosotros para realizar nuestra misión.

Decimos que ya recibimos el bautismo. Hermano, sé humilde: Jesús lo recibió en la Encarnación y lo recibió en plenitud y el Espíritu Santo hizo la unión hipostática y lo hizo Santo, radicalmente Santo, Santísimo. Y Jesús no obstante eso, recibió el Espíritu Santo nuevamente. No porque no lo tuviera, pero lo revivió nuevamente en el Jordán para poder realizar la misión que en El debía comenzar, la proclamación del Reino de Dios en el mundo. ¡Y Jesús siendo el Hijo de Dios, siendo el Mesías! Sin embargo, recibe el Espíritu Santo que le comunica carismas para realizar su misión.

Y los apóstoles de seguro que habían recibido Espíritu Santo la tarde de la resurrección cuando Jesús sopla sobre ellos y les dice recibid el Espíritu Santo. Sin embargo, necesitaban otra efusión del Espíritu diferente y esa es la de Pentecostés, mediante la cual, ellos estarían en condiciones como estuvo Jesús en el Jordán.

El bautismo en el Espíritu Santo de Pentecostés es para los apóstoles análogo al bautismo de Jesús en el Jordán.

Jesús recibe el Espíritu Santo para realizar su gran misión evangelizadora. Los apóstoles reciben el bautismo en el Espíritu Santo para poder también llevar el Evangelio hasta el último rincón de la tierra.

El Espíritu Santo siempre trae verdades a nosotros. El Espíritu Santo tiene más imaginación de lo que pensamos y, si nosotros recibimos el bautismo del Espíritu Santo el mundo cambiará y nosotros cambiaremos

Encuentro con Jesús.

"Recibid el Espíritu Santo" (Juan 20,22). ¿Qué fue lo que obró en ellos? Inmediatamente obró en ellos un encuentro diferente con Jesús.

Habían tenido contacto y encuentros con Jesús muchas veces en su vida. Pero tuvieron un encuentro fuerte y más profundo con "Jesús plenamente glorificado", un encuentro personal con El.

El Papa Juan Pablo II ha repetido: "Es necesario tener un encuentro vivo y palpitante con el Señor". Y el Espíritu Santo lo primero que hace cuando viene es propiciar un encuentro nuevo con Cristo. Y de ahí nacen tantísimos testimonios de: "Yo encontré al Señor" o "el Señor me encontró" "¡Ah! Pero si ya estaba bautizado". "Ya estás confirmado". "¿Cuántas comuniones ha hecho en la vida?" "¿Eres Obispo?" "Y ahora que has tenido un encuentro nuevo con el Señor. ¡Pues así es!"

¡Qué diéramos nosotros porque nos concediera hoy, mañana, pasado mañana, ese encuentro diferente con un Cristo vivo, todo misericordia, todo compasión, todo amor! ¡Porque a nosotros nos ama entrañablemente!

La Transformación Interior.

El encuentro nuevo con Cristo inmediatamente produce una transformación interior de la persona que es muy dolorosa. Siendo una gracia de Dios muy grande, la transformación interior es muy dolorosa, porque cambiar de vida siempre duele. Y al cambio profundo de vida uno le tiene pavor. "¿Cómo, a estas alturas, puede cambiar la conducta profunda de mi vida? Mi experiencia personal, mis gustos, mis pecados, el estado de felicidad querida por mí, pero dañosa para mí. ¿Cómo deshacerme de eso? Imposible". Pero si dejamos que el Espíritu Santo haga la operación, que haga la cirugía de primer grado, el beneficio será una liberación total como nunca la habíamos tenido y una liberación radical. Es el cambio de vida que vale la pena.

Según la terminología del profeta Ezequiel 36, 26-27: "Os daré un corazón nuevo, un Espíritu nuevo, os quitaré el corazón de carne, y os daré un corazón nuevo, infundiré en vosotros mi Espíritu para que cumpláis mis mandamientos".

Los efectos de un bautismo en el Espíritu Santo son grandiosos.

¿Cuántas veces comulgamos en la vida? El regalo máximo que Jesús hace en una comunión es darnos y bautizarnos con el Espíritu Santo. Si Jesús nos da muchas cosas y muchas gracias en la comunión, la máxima gracia es comunicarnos el Espíritu Santo, bautizarnos con el Espíritu Santo, si es que no nos ponemos impermeables.

Una nueva lectura de la Palabra de Dios.

Los apóstoles el día de Pentecostés recibieron el Espíritu Santo una gracia muy particular y comenzaron una nueva lectura de la Palabra de Dios. Una lectura hasta ese momento desconocida para ellos. Tal vez algunos ni siquiera leían la Palabra de Dios; pero sí la leyeron el día de Pentecostés. El Espíritu Santo les comunicó una manera nueva de leer la Palabra de Dios. Les dio un carisma de leer la Palabra de Dios con anteojos pascuales, con anteojos de Cristo.
No hay ningún libro donde podamos conocer mejor a Jesús, que en Los cuatro Evangelios escritos par el mismo Espíritu Santo.

Los Carismas.

Fue un enriquecimiento de carismas para construir la Iglesia. Los carismas son dones del Espíritu de Dios en orden a la construcción de la Iglesia. Y su lista no tiene fin. Si nosotros recogiéramos los carismas de los que habla el Testamento, encontraríamos una lista de 30 ó 40. Pero los carismas del Espíritu Santo no se limitan a este número. El Espíritu Santo da y dio a los apóstoles ante todo los grandes carismas en sus mentes para comprender a Jesús y para comprender el Evangelio.

¡Qué diéramos nosotros para que el Espíritu Santo iluminara nuestra mente para llevar el Evangelio a todas las personas que dependen de nosotros! Palabra de conocimiento, palabra de sabiduría y discernimiento. Y luego otros grandes carismas; sobre todo, el gran carisma de la evangelización.

El Espíritu Santo cambia y transforma al hombre quien no puede callar el testimonio que debe dar de Jesús. La Iglesia de hay debe ser una Iglesia evangelizadora. Y el Evangelio, la Buena Nueva, con letras mayúsculas no es una cosa, no son realidades, es una persona, el Evangelio con "E" mayúscula es la persona de Cristo.

No nos cansemos de evangelizar y una vez que hayamos evangelizado y proclamado al Señor hagamos también muchas otras cosas. Pero el tema céntrico de la evangelización es la proclamación de quién es el Señor Jesús.

Todos los carismas del Espíritu Santo son un regalo. No me limito al don de lenguas, al don de visiones, al don de profecías, sino que quiero subrayar toda la gama de carismas del Espíritu, que se requiere para construir la Iglesia.

Pasar la antorcha encendida. por: Padre Salvador Carrillo Alday

Pasar la antorcha encendida.
por: Padre Salvador Carrillo Alday

Introducción


En el mes de agosto de 1966, hace 30 años, comenzaba la gestación de la Renovación carismática, que vio la luz del día en febrero del año siguiente 1967. La Renovación estalló como un relámpago en un día claro de primavera. Nadie la esperaba.

Fue una novedad que produjo impactos contrarios: admiración o escándalo, sospecha o apertura, atractivo o rechazo. ¿Qué novedad era aquélla? ¿Cómo era posible que, al orar, la gente aplaudiera, se riera, llorara, cerrara los ojos, levantara las manos, e inclusive danzara? ¡Y la aparición de ciertos carismas extraordinarios hasta entonces, por no decir exóticos: el don de lenguas, el de profecía, el de sanación, el de liberación! ¿Cómo era posible todo eso en la Iglesia Católica? ¿No se tratará más bien de infiltraciones protestantes? Y debemos decir que, en algunas partes, todavía se tienen hasta el presente estas mismas impresiones.

Sin embargo, desde entonces la Renovación carismática católica es, en el mundo y en la Iglesia, como "una antorcha encendida" por el fuego del Espíritu Santo, en el seno mismo de la Iglesia.

Y hasta el día de hoy, podemos decir que la Renovación, a nivel internacional, continúa siendo fuerte y vigorosa y va en aumento, sobre todo en las naciones pobres, llamadas del tercer mundo.

La "antorcha encendida" es, pues, "el don de la Renovación" que Dios ha hecho a la Iglesia en el úlfimo tercio del siglo XX, como un fruto -entre otros muchos- del Concilio Vaticano II. Recordemos que el Concilio tuvo como objetivo renovar la Iglesia y ponerla al día, en la coyuntura de un mundo nuevo, de una nueva cultura emergente, del mundo de la post-modernidad en el cual ya estamos sumergidos: tiempo dramático, a la vez que entusiasmante, que se ha interpretado como final de una era cultural y alumbramiento glorioso de una nueva civilización, que se anhela de justicia, de solidaridad y de amor.

El Espíritu Santo, principio vital de esa renovación.

El alma o principio vital de esa renovación de la Iglesia es el Espíritu Santo. Enseña, en efecto, el mismo Concilio en la Constitución Lumen Gentium n.4:

· "El Espíritu Santo habita en la Iglesia y en el corazón de los fieles como en un templo (cf. 1Co 3,16; 6,19), y en ellos ora y da testimonio de su adopción como hijos (cf. Ga 4,6; Rm 8,15-16 y 26).

Guía la Iglesia a toda la verdad (cf. Jn 16,13), la unifica en comunión y ministerio, la provee y gobierna con diversos dones jerárquicos y carismáticos, y la embellece con sus frutos (cf. Ef 4,11-12; 1Co 12,4; Ca 5,22).

Con la fuerza del Evangelio rejuvenece a la Iglesia, la renueva incesantemente y la conduce a la unión consumada con su Esposo.

En efecto, el Espíritu y la Esposa dicen al Señor Jesús: ¡Ven! (cf. Ap 22,17)".

El movimiento o corriente de gracia que llamamos "Renovación", suscitada por el mismo Espíritu Santo, es uno de esos dones carismáticos que embellecen a la Iglesia y la rejuvenecen y la renuevan.

Ahora bien, para pasar una "antorcha encendida" es necesario: primero haberla recibido y haberla conservado.

No podemos pasar adelante algo que no tenemos, que no hemos guardado y conservado, o que eventualmente hemos perdido.

I. Y ¿CUÁL ES ESA ANTORCHA?

Es la Renovación carismática en la Iglesia Católica, y en América Latina, y hoy.

1.La Renovación carismática en la Iglesia Católica.

a) La Renovación carismática no es ni el pentecostalismo clásico, nacido a principios del siglo XX; ni una renovación a mi modo o a nuestro modo. La verdadera antorcha es la Renovación tal como Dios la hizo nacer en la Iglesia Católica, para renovar la Iglesia y transformar el mundo. A este propósito, S.S. Pablo VI dijo, en aquel memorable Pentecostés de 1965: "Esta Renovación espiritual es una "suerte" para la Iglesia y para el mundo. Y en este caso, ¿cómo no adoptar todos los medios para que continúe siéndolo?"

b) ¿A dónde acudir para encontrar la "identidad" de la Renovación?

1. Además de recordar los porqués y la manera como quiso Dios suscitar la Renovación carismática en 1967, hay que acudir a las fuentes de nuestra doctrina católica, esto es:

a) A lo que los Sumos Pontífices (Pablo VI y Juan Pablo II) han dicho acerca de la RC.
b) A lo que nuestros Obispos a nivel nacional o diocesano nos han enseñado.
c) Al Documento del Pontificio Consejo para los Laicos del 14 de septiembre de 1993.

A la luz de todo lo anterior, debemos también recordar cuándo y cómo nació la Renovación carismática en nuestro país, cómo la recibimos, cómo la hemos vivido, cómo la hemos purificado y cómo la hemos enriquecido; pues dice la Escritura en el libro del Eclesiastés: "El hombre no llega a descubrir de principio a fin la obra que Dios ha hecho" (Ec 3,11).

2. Hay que tener siempre presente que en su núcleo más profundo y en su esencia más auténtica la Renovación Carismática es "un Pentecostés perenne y actual", es "un Pentecostés HOY" para la Iglesia, y para el mundo, para nosotros y para mí.

Ante todo, es indispensable poner de relieve y destacar todos aquellos elementos que integran lo que es la Renovación carismática y constituyen su riqueza. No podemos dejar de lado ninguno de ellos. Citemos los más relevantes:

1. La Renovación carismática es, ante todo, en la Iglesia, un Pentecostés hoy. Y cada Iglesia particular, cada comunidad de discípulos del Señor. Debe tener su Pentecostés o bautismo en el Espíritu Santo, como sucedió en las primeras comunidades de Jerusalén, Samaria, Cesarea y Éfeso (Hch 2,ls; 8,14-17; 1O,44s; 19,6).

2. El bautismo en el Espíritu Santo. Esta efusión del Espíritu, personalmente querida y ardientemente suplicada, es su centro vital, con sus dos efectos fundamentales y característicos, como son: un encuentro nuevo, vivo y palpitante con Cristo muerto y resucitado; y una apertura total a la persona del Espíritu Santo y a su acción soberana.

3. La formación de comunidades carismáticas. La Renovación carismática no se entiende sin el surgimiento de comunidades eclesiales vivas y renovadas, creaciones del Espíritu.

4. La vida carismática en cada comunidad. Comunidades dinámicas, en las que el Espíritu Santo tenga libertad de derramar toda la gama de sus carismas para bien de la Iglesia y del mundo.

5. El gran anhelo y empuje evangelizador. La Renovación es esencialmente evangelizadora, porque es esencialmente pentecostal, y quiere llevar el testimonio de Jesús hasta el último rincón de la tierra; debe ser como un fuego que lo abrasa todo, no para consumirlo sino para transformarlo, inyectándole vida nueva.
6. Los carismas propios de una asamblea de oración. La Renovación debe trabajar incansablemente por mantener la naturaleza propia de las asambleas de oración, con su profunda experiencia de Dios y el rico ejercicio de los carismas en la paz, el júbilo y el gozo del Espíritu.

7. Los carismas de servicio o ministerios. La Renovación desea colaborar intensamente en la construcción de una verdadera Iglesia de comunión, participación y solidaridad.

8. La Palabra de Dios en la Renovación carismática. La Palabra de Dios en la Sagrada Escritura es el faro de luz resplandeciente que ilumina la mente y enardece el corazón de la comunidad cristiana.

9. Una intensa vida de oración comunitaria y personal. No habrá auténtica Renovación si no existe una sólida, constante y creciente vida de oración. Jesús de Nazaret debe ser nuestro ejemplo en el contacto diario, íntimo y personal con Dios.

10. La Renovación en el corazón de la Iglesia. A este propósito es necesario ante todo subrayar el lugar que en la Renovación ocupan la S.V. Maria, Madre de Jesús y Madre de la Iglesia, y enseguida la vida sacramentaria y litúrgica, cuya cumbre es la celebración de la Eucaristía, siempre bajo la conducción del Papa y de los Obispos, sucesores de los Apóstoles.

11. La Renovación carismática al servicio de la pastoral diocesana o parroquial. Somos, en efecto, miembros de la Iglesia que es: una, santa, católica y apostólica.

12. La Renovación carismática empeñada en la pastoral social. Los miembros de la Renovación deben interesarse más y más por colaborar, a la medida de su situación personal y comunitaria en la solución de los grandes problemas de un mundo necesitado de amor, de justicia y de paz.

13. La renovación carismática abierta a un sano ecumenismo. El cual no consiste en un irenismo fácil sino en un compromiso serio y decidido, según las directivas de la Santa Sede y de las Iglesias particulares.

Ante el espléndido panorama de lo que es la Renovación carismática, en toda su amplitud y riqueza, es bueno recordar y aplicar la exhortación de san Pablo a Timoteo: "Conserva el buen depósito mediante el Espíritu Santo que habita en nosotros" (2Tm 1,14).

2. América Latina.
Nuestra Renovación carismática debe ser concreta y situada en la realidad. Por tanto, no podemos abstraer, ni nos podemos dispensar de reflexionar acerca de las realidades en que vive México y los países de América Latina. Somos un subcontinente sembrado de grandes problemas espirituales y materiales. Ante todo, las necesidades urgentísimas de la nueva evangelización o de la reevangelización de nuestros pueblos; y luego, los ingentes problemas sociales, económicos, políticos, culturales y religiosos, que a las veces nos agobian.

La Renovación carismática debe trabajar y desarrollarse según las prioridades y necesidades concretas de mi país, de mi diócesis, de mi parroquia, de mi comunidad. Por esta razón, lo debemos proclamar enfáticamente, los documentos de Medellín, Puebla y Santo Domingo deben ser una luz poderosa que nos muestre claramente el sendero certero por donde debemos caminar. La Renovación debe estar en el centro de las grandes preocupaciones de nuestra Iglesia latinoamericana.

3.Hoy.
Se trata del momento actual: no del pasado, sino del día de "hoy", en vistas al futuro próximo y remoto. El "hoy" es un "kairós" de Dios, es decir, un tiempo particular en la historia de nuestra salvación, es una hora providencial. Hay que aprovecharlo. San Pablo escribía a los corintios: "Mirad, ahora es el momento favorable; mirad, ahora es el día de salvación" (2Co 6,2).

Por esa razón, la Renovación carismática ha recibido con los brazos abiertos y desea comprometerse en las iniciativas que el Santo Padre presenta en su Carta "Tertio millennio adveniente". Es un programa bien definido por el que la Renovación carismática debe caminar en los próximos cuatro años (1997-2000). Se ha dicho que la Renovación está en el corazón de la Iglesia; pues bien, debe en consecuencia secundar los deseos e iniciativas de la misma Iglesia, gobernada por el Santo Padre, Vicario de Cristo.

Y así, nos complace recordar que el próximo año 1997 estará dedicado a dar a conocer más y más a Jesucristo, y a reflexionar sobre la virtud de la fe y sobre el bautismo. El año 1998 estará consagrado a conocer al Espíritu Santo, y a profundizar sobre la esperanza y la confirmación. El año 1999 se reflexionará sobre Dios-Padre, la virtud del amor y el sacramento de la reconciliación. El Papa espera que las naciones ricas dispensen la deuda externa que sofoca y paraliza a los países pobres. Y finalmente el año 2000, año del gran Jubileo, será señalado por un himno de glorificación a la Trinidad de Dios, por un extraordinario culto a Jesús en la Eucaristía, y por una oración vibrante en favor de la unidad de todos los cristianos.

Además, la Renovación se quiere solidarizar fuertemente con el trabajo que realizará en 1998, la "Asamblea Especial del Sínodo de Obispos para América", cuyo tema fijado por el Santo Padre es: "Un encuentro con Jesucristo vivo, camino para la conversión, la comunión y la solidaridad en América" (1996).

II. LA ANTORCHA "ENCENDIDA".

A los 25 años del nacimiento de la Renovación debemos pasar la antorcha bien "encendida". No se trata de una antorcha que ya se está apagando, ni de una antorcha que sólo parezca tizón humeante, menos aún de una antorcha ya apagada. Hay que pasar la 'antorcha encendida y ardiente con la luz del Padre, con el resplandor de Cristo, con el fuego del Espíritu Santo'.
La Escritura dice acerca del Padre: "Dios es Luz y en él no hay tinieblas" (1 Jn 1,5); "Todo don perfecto viene de lo Alto, desciende del Padre de las luces, en quien no hay cambio ni sombra de rotación" (St 1,17).

Y de Cristo Jesús afirma la Biblia: "El es el resplandor de la gloria de Dios e impronta de su sustancia" (Hb 1,3). Y el mismo Jesús exclamó: "Yo soy la luz del mundo, el que me siga no caminará en la oscuridad, sino que tendrá la luz de la vida" (Jn 8,12).

En cuanto al Espíritu Santo, la Escritura lo pone de manifiesto en el fuego de Pentecostés, que desciende y se posa sobre cada uno de los discípulos a la manera de lenguas como de fuego, y los llena y los hace hablar a su impulso divino y soberano (Hch 2,1-4). De él, Jesús había dicho: "He venido a arrojar fuego sobre la tierra y cuánto desearía que ya estuviera encendido!" (Lc 12,49). La Liturgia, por su parte, implora al Espíritu Santo, cantando con júbilo:
Ven, Espíritu Santo!
Llena los corazones de tus fieles
y en enciende en ellos el fuego de tu amor".
"¡Envíanos del cielo un rayo de tu luz!" "¡Ven, Luz de los corazones!"
"O Lux beatíssima":
¡llena lo más íntimo de nuestros corazones!"
Por nuestra parte, Jesús decía a sus discípulos: "Vosotros sois la luz del mundo. No puede ocultarse una ciudad situada en la cumbre de un monte. Ni tampoco se enciende una lámpara para ponerla debajo del celemín, sino sobre el candelero, para que alumbre a todos los que están en la casa. Brille así vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos" (Mt 5,14-16).
"¡Pasar la antorcha encendida!" Esta es la entusiasmante misión que nos corresponde a los que hemos sido llamados a trabajar en esta Renovación de la Iglesia en el Espíritu Santo.
III. REINFLAMAR EL CARISMA DE DIOS.

Ante esta perspectiva, ¿qué debemos hacer? Viene espontáneamente a nuestra memoria la exhortación del Apóstol a su discípulo Timoteo: "Te recomiendo que reinflames el carisma de Dios que está en ti por la imposición de mis manos. Porque no nos dio el Señor a nosotros un espíritu de timidez, sino de fortaleza, de amor y de templanza" (2Tm 1,6-7). Permítanme hacer algunas reflexiones sobre este texto capital en la Renovación carismática.

Timoteo es un hombre de fe. Su trayectoria cristiana es límpida. El Apóstol puede poner en él su confianza y le puede hablar con libertad. En 1Tm 4,14 lo exhortaba a "no descuidar el carisma que hay en ti, que se te comunicó por intervención profética, mediante la imposición de las manos del presbiterio". Ahora, el Apóstol alude a esa misma escena. El mismo estuvo presente y le impuso las manos. A través de ese gesto, Timoteo recibió "el carisma de Dios".

Ese carisma no fue una gracia transitoria, sino un don permanente. Siendo así, Pablo le puede escribir: "Te recuerdo que REINFLAMES el carisma de Dios que está en ti". El verbo griego es muy expresivo: significa "re-animar el fuego, dar nueva vida al fuego para que suba y continúe ardiendo, atizar la hoguera". Aplicado a su carisma, Timoteo debe re-novar, re-avivar, hacer que de nuevo sea llama, el don que le ha sido comunicado por el Espíritu Santo, autor de los carismas, simbolizado por el fuego (Hch 2,3; 1Ts 5,19). Su carisma no debe quedar sofocado por las cenizas.
El don de Dios no sólo no cancela sino que exige y urge la cooperación del hombre. Los carismas no destruyen al ser humano, ni lo mueven como a instrumento inanimado, sino que obran en él y a través de él, conservando éste todo el ejercicio de su libertad, pero poniendo todo el esfuerzo de su cooperación personal.

Un don de Dios no aniquila, antes bien perfecciona la naturaleza humana. El cristiano tiene que avivar, reavivar, reinflamar constantemente los dones que gratuitamente Dios ha puesto en él. Insistamos: el carisma no basta; se requiere necesariamente la cooperación humana personal. Un carisma que no se usa, que no se ejercita, corre el peligro de perderse, desaparecer y morir. Es como aquel talento de la parábola de Jesús, que, al no haber producido frutos, fue recogido por el amo (cf. Mt 25,14-30; Lc 19,11-27).

En seguida san Pablo descubre algunas de las riquezas que encierra el carisma de Dios recibido por Timoteo para servir a la Iglesia. Será una invitación para que nosotros hagamos lo mismo. Los carismas y los ministerios son manifestaciones del Espíritu (1Co 12,4-11). Pues bien, el Espíritu Santo, al otorgar su carisma, no puede comunicar "un espíritu de temor", de timidez, de pusilanimidad o de impotencia en el ministerio. Al contrario, el Espíritu da:

-"Un espíritu de fuerza, de fortaleza": pneuma dynameos. La fuerza es una característica primordial de la donación del Espíritu de Jesús (Lc 24,49; Hch 1,8). El Espíritu, siendo la Fuerza de lo Alto, comunica naturalmente fuerza y poder. Jesús fue un profeta ungido con el Espíritu Santo y con poder (Hch 10,38). Los Apóstoles proclamaron el Evangelio no sólo con la palabra, sino con audacia, seguridad, atrevimiento, confianza, osadía ("parresía") y con manifestaciones de poder (lTs 1,5; 2Co 12,12; Ca 3,5). Timoteo, heredero de ese "espíritu de fuerza", debe ejercer su ministerio con toda seguridad, como sus antepasados (Hch 4,3.31; 9,27-28; 13,46; 14,3; 18,26; 26,26; 28,31).

-"Un espíritu de amor" pneuma agápes. Cuando el Espíritu Santo es dado a todo cristiano derrama en su corazón el amor de Dios (Rm 5,5). ¡Cuánto más lo hará a todo miembro de la Renovación que, cada quien a su manera, debe representar a Cristo en su comunidad! El Espíritu le comunicará el carisma por excelencia, "el amor-caridad" (1Co 13), que le permitirá echar fuera todo temor (1Jn 4,18), y lo hará capaz hasta de dar hasta la vida, si fuere necesario (Jn 10,11; 15,13).

-"Un espíritu de dominio propio" [...]. El equilibrio, la moderación, la templanza, el dominio de sí mismo, tan necesario para una persona que sirve a los demás, es un tema característico de las epístolas Pastorales (1Tm 3,2; Tt 1,8; 2,2.12). Esta virtud, tan elogiada ya por los filósofos griegos, no puede ser sólo una adquisición de meros esfuerzos humanos, sino una gracia de Dios, un don más del Espíritu Santo..

Conclusión

La "antorcha" es la Renovación carismática en nuestras manos. La "antorcha encendida", es la Renovación ardiendo con el entusiasmo y el fuego del Espíritu Santo.
¡Animo, pues! Mantengamos en toda su identidad y su riqueza la Renovación carismática que recibimos un día como un gran regalo de Dios en nuestra vida; reavivemos en nosotros la llama de ese don divino; y pasemos a las generaciones nuevas la antorcha de la Renovación fulgurando con la luz del Padre, con el resplandor de Cristo y con el fuego del Espíritu Santo.

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