Testimonios del Retiro Conociendo al E.S. y LA UNCION
Testimonio 1:
Retiro de Crecimiento: Conociendo al Espíritu Santo – LA UNCION
Paz y Bien hermano
Todo comenzó desde el viernes, 23 de enero de 2009, por la noche, sentí lo que nunca había sentido ni en el templo, el poder del Espíritu Santo. Porque si Jesús todo lo que tocaba lo transformaba, imagínate como me sentí. Fue como una corriente o chispa entrar por mis manos hasta los codos.
Paz y Bien hermano
Todo comenzó desde el viernes, 23 de enero de 2009, por la noche, sentí lo que nunca había sentido ni en el templo, el poder del Espíritu Santo. Porque si Jesús todo lo que tocaba lo transformaba, imagínate como me sentí. Fue como una corriente o chispa entrar por mis manos hasta los codos.
El sábado fue como si un auto que no puede prender con la batería descargada, intenta arrancar y la recargan y vuelve y se descarga. Es un aviso que hay que cambiar la vieja batería y poner la nueva, para que esa chispa corra por todo el sistema. Así mismo me sentí el sábado 24 de de enero de 2009 por la noche en la unción del Espíritu Santo, algo tan maravilloso que solo el Señor es el que lo sabe. Sentí el desbordamiento por el corazón porque lo tenía atado al yugo de esta vida que nos quiere arrastrar. Pero ahora siento como un río caudaloso que corre por toda la tierra hasta su destino. Ese destino es el Espíritu de Dios que corre por dentro de mí para alcanzar la Paz que todo ser humano anhela. Gracias a Dios por haberme llevado y gracias también por utilizarlos en esta gran misión de avivar nuestra tierra.
Con Cristo todo, sin Cristo nada
Dios bendiga a todos los del Ministerio Nuevo Pentecostés.
Su hermano en Cristo y María, Ismael Berríos Rivera de Naranjito.
La Unción, 23-25 de enero de 2009.
TESTIMONIO 2:
Durante tres años he caminado un desierto. En el comienzo tuve un sueño: me disponía a celebrar la misa como sacerdote, puse el corporal en el altar, la patena dorada con la hostia y me disponía preparar el cáliz cuando supe que no había vino, salí pues a preparar vino, era como algo espeso, coágulos o uvas?, no sé, pero desperté. Comencé a reflexionar que quería decir el sueño. Estaba sirviendo como ministro extraordinario, era vise-ministro en la fraternidad Santa María de los Ángeles de la orden franciscana seglar, estaba encargada de la adoración al Santísimo los jueves, me sentía sobre cargada, sentía que no era feliz porque estaba dejando de amar y sólo me fijaba que los demás no hacían lo que les tocaba hacer y me sentía sola y para colmo lo mismo sucedía en el trabajo y en la familia. Mis hijos me criticaba el hecho de que no tenía tiempo para ellos, que yo entendía que no era cierto, pero en el momento en que mi hija decidió irse de mi casa, me declaré culpable. En el trabajo, no había justicia y por más que yo daba, no se me consideraba. En mi familia, mi hermano no me hablaba y mis padres nunca verán nada bueno en mí, en fin, me cargué de amargura, decepción, soledad, tristeza, tantas cosas negativas, ¡ah!, y para colmo las experiencias espirituales que experimentaba, eran catalogadas por los sacerdotes como debilidad mental. Todo causó una ola de confusión, duda, miedos. Dios no estaba contento conmigo y yo no estaba siendo fiel. Sentí que no hacía bien y no era buen ejemplo, así que antes de que fuese yo obstáculo o piedra de tropiezo para otros, renuncie a todo y me alejé.
Se puede aplicar el momento en que Pedro caminando sobre las aguas al dejar de mirar a Jesús se hundió, se ahora que mientras mis ojos estén puestos sólo en El no me hundiré.
En la charla de Tony (predicador de Nuevo Pentecostés) sobre los yugos, comencé a sentir esa necesidad única de llorar como niña, de sentir cuan débil era y cuanto deseaba que Dios me tocara mi vida y la transformara. Pude ver mis yugos, cada cual es responsable de su cruz y yo me cargué de tantas cruces que no me pertenecían, tenía el papel de víctima y no era víctima, sólo equivocada. Se soltaron todos y en el Nombre Poderoso de Jesús, declaro que estoy sana y libre por Su Sangre y que Su Espíritu Santo mi iluminó y me defendió en esta batalla.
Sé que aun me falta mucho, pero ahora cuento con la unción del Espíritu Santo sobre mí.
Experiencia
Viernes en la noche caigo en descanso, no siento nada sólo pesadez
Sábado en la mañana, en la alabanza comienzo a recordar cuando me pasaba en los pies de Jesús, y sentí como si fuera a caer en descanso, débil pero como si alguien me sostuviera y me ayudó a sentarme.
Juan ( predicador ) habla que ve los pies de Dios en visión, en la visión Dios se levanta del trono y comienza a danzar.
En la noche, mis manos estaban frías, Juan ( predicador ) las toca, no siento nada al caer en descanso excepto mis párpados brincan como si estuviera haciendo esfuerzo por mantenerlos cerrados.
Domingo en la mañana comienzo a llorar mientras el hermano Tony habla sobre el tema del yugo
En la misa el domingo, vi el cielo en medio nuestro, estaba abierto y las nubes nos rodeaban. Alguien habló en su testimonio de una experiencia parecida en la noche del sábado, a mi parecer todo el fin de semana Dios nos llevó al cielo para ungirnos personalmente.
Que el Espíritu Santo siga ungiéndolos con poder y den gloria al Dios Único y Verdadero. El ES.
Jacqueline Acevedo de Naranjito
Retiro La Unción, 23-25 de enero de 2009.
